París. EFE. El lujo máximo funciona y Chanel lo recordó el martes con un desfile nocturno de alta costura para el próximo invierno en el que trajo al Grand Palais la plaza Vendôme y evocó sus más prestigiosos establecimientos, entre ellos, por supuesto, la joyería Chanel.
Abundancia de negro y de blanco, de bordados en conjuntos monocolores a veces azules, fucsias o plateados, y juegos de transparencias fueron algunas de las constantes de este desfile, junto con trajes de chaqueta entallados en la cintura y adornados con doble botonadura de lejana inspiración militar, hasta ensancharse sobre las caderas, casi como un volante.
Para las grandes ocasiones, el vestido de noche podrá ceñirse también a la altura de las rodillas, obligando a su portadora a caminar lentamente, antes de volverse a abrir en una forma evasé. Homenaje directo a Coco Chanel, fundadora de la firma, los primeros conjuntos fueron negros con ribetes blancos y viceversa, seguidos de trajes de chaqueta grises que pronto dejaron paso a intensos bordados, a veces plateados por completo.
La colección estuvo salpicada de muy raros colores entre los que más allá del negro y el blanco sobresalieron el azul y el fucsia de algunas prendas sueltas o en conjuntos monocolores. La efigie de Mademoiselle Coco dominó el evento desde lo alto de la columna Vendôme, en el centro de esa plaza construida con neones blancos sobre fondo negro y adornada con farolas transparentes.