El concepto del “Eterno Retorno”, creado por Federico Nietzsche y plasmado en su obra maestra “ Así habló Zaratustra”, es una concepción filosófica sobre la optimización y recurrencia del Tiempo, dentro de las ejecutorias del hombre.

Estas ejecutorias se desarrollan dentro de un concepto del tiempo basado en una trayectoria lineal impulsada por las reglas de la causalidad. De ahí que siempre existirá un principio y un fin de dicha trayectoria. Obviamente, una vez concluida esta trayectoria, se da inicio a otro punto de partida, originándose un ciclo recurrente y predecible.

En otras palabras, que los mismos acontecimientos se vuelven a repetir en el mismo orden, tal cual ocurrieron, sin ninguna posibilidad de variación. Otros autores denominan este acontecimiento como el Determinismo Histórico. Más adelante, Nietzsche plantea que no solamente los acontecimientos se repiten, sino también los pensamientos, sentimientos e ideas…incansablemente.

En la obra citada, el personaje Zaratustra despierta de un sueño mítico y profundo y sus mascotas le dicen que él es El Maestro del Eterno Retorno de lo Mismo.

Este ciclo de sueños y despertares nos da la experiencia a través de los fracasos y los éxitos. La sociedad siempre nos da la oportunidad de enmendarnos y superarnos.

En nuestro país, debido a un estado de Anomia, próximo a su quinto peldaño de las frustraciones, se presenta a la primera figura del Estado como el Maestro del Retorno de lo Mismo con sus tres sueños paradigmáticos donde, a diferencia de Zaratustra, no ha aprendido de sus errores para la superación social de nuestra Patria.

La Nación espera ansiosa que esta figura emblemática despierte en un nuevo estadio de superación (todavía le sobreviven tres años de gobernabilidad) donde aplique las enseñanzas de sus DOS maestros a través de una profilaxis profunda de sus mascotas.