De carácter degenerativo, el Alzheimer deteriora las facultades motrices e intelectuales, como la memoria, el cálculo, el lenguaje y el razonamiento. Esta enfermedad neurológica, que de momento no tiene cura, afecta ya a 5 millones de personas en Iberoamérica.  Los profesionales abogan por el diagnóstico precoz, detectando signos como falta de adaptación a cambios de consignas, repetir las cosas, culpar a los demás de sus errores u olvidar palabras al hablar.

El olvido es su principal síntoma, y la familia, su víctima oculta.

Esta enfermedad afecta al 2% de las personas mayores de 60 años, una cifra que varia entre el 30 y el 40% a los 80 años. Los especialistas aseguran que se puede dar en gente más joven, pero la probabilidad es muy baja.

El envejecimiento de las sociedades a raíz de un crecimiento de la población de personas mayores augura un incremento del número de enfermos.

Actualmente, unos 5 millones de personas sufren de esta enfermedad en Iberoamérica, aunque la cifra podría elevarse a 8.5 millones en 20 años, advirtieron los expertos durante la II Conferencia de Alzheimer Iberoamérica que se celebró del 6 al 8 de agosto en Buenos Aires.

En Argentina precisamente, se calcula que hay unos trescientos mil enfermos de Alzheimer. No obstante, si sumáramos a la familia, muchas veces la víctima oculta por tener que ocuparse del paciente las 24 horas, la cifra podría ser mayor.

Además, se calcula que unos doscientos mil hispanos padecen Alzheimer en Estados Unidos, una cifra que en 2050 podría alcanzar a 1.3 millones de personas.

De hecho, el presidente de la asociación Alzheimer Iberoamérica, el español Emilio Marmaneu, declaró a la agencia Efe que “había en total 20 millones de afectados en esta región, si se incluyen los familiares, a quienes definitivamente les cambia la vida a partir de esta enfermedad”.

Esta dolencia neurológica no tiene cura, aunque existen tratamientos a base de fármacos para mejorar la memoria y las funciones cognitivas.

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Iniciativa pionera
El Programa Alzheimer de la Fundación España, que fue presentado en el encuentro de Argentina por su directora, María Dolores Barreto, es una iniciativa esperanzadora que suma a la terapia farmacológica, un conjunto de procedimientos como ejercicios, tareas y actividades. Utilizadas desde diferentes disciplinas (neuropsicología, logopedia, psicomotricidad, terapia ocupacional), estas prácticas son aplicadas por diferentes especialistas que se encargan de estimular al paciente. La particularidad de este plan es que  está dirigido al colectivo español e incluye a ciudadanos argentinos.