No hay ningún gazapo en el título, sino el lamento de que el regreso masivo de estas macro algas planctónicas marinas, afecten la restauración del sector turístico, que aportó el 8.4% del PIB en el 2019 y que en febrero del presente y anormal año pandémico 2021, mostró un negativo de -45.1%, subiendo en marzo a -12.6% para una recuperación porcentual de 32.5.
El uso excesivo de fertilizantes agrícolas mas residuos orgánicos, llegan de los ríos al mar, alimentando estas algas que tienen la capacidad de duplicar su biomasa en tan solo 18 días. Lo malo del sargazo, además de su expansión, alto volumen y difícil remoción, es que contiene metano y nutrientes que provocan fétidos olores.
Localizadas en el océano Atlántico, son trasladas por las corrientes marinas hasta las orientales y las sureñas paradisiacas playas dominicanas. Doce millones de dólares no es la gran plata, para que la alianza público privada, entre Turismo y Asonahores, levanten de inmediato las barreras dentro del mar para salvaguardar la industria sin chimeneas.