El mal momento del Presidente

El mal momento del Presidente

Sí, el Presidente Fernández pasa por un mal momento, los resultados de las últimas encuestas, el vastísimo movimiento que demanda la aplicación del cumplimiento de la Ley que asigna el 4% del presupuesto a la educación y la publicación de los primeros documentos de Wikileaks que dan detalles de actos de corrupción de su gobierno, los cuales, según el rumor público y los mismos documentos, no sólo los apaña sino que a ellos no es ajeno, avalan este aserto.

La conjugación de estos y otros problemas que enfrenta el Presidente, podrían despejar la duda que se tiene sobre su real capacidad política. Podría demostrarse si su habilidad en el uso del habla se corresponde con una real capacidad de resolver los problemas por su propio talento o por las limitaciones de sus oponentes, tanto fuera como dentro de su partido.

Siempre se ha dicho que en los momentos de grandes dificultades, él opta por el silencio, la distancia o algunas veces realizar algún viaje hacia el exterior. Algunos atribuyen esta actitud a su carácter; otros, incluyendo   personas de su entorno y de las estructuras en que descansa su poder, a su limitada habilidad para dar soluciones prácticas a cosas meramente administrativas.

El intento de enfrentar el tema de la demanda de la aplicación de la ley del 4%, ha sido un paso que deja mucho que desear de la atribuida destreza política del Presidente.

Este subestimó el talento, la experiencia, la subjetividad y el real compromiso con la demanda del 4% de parte de la comisión de la Coalición por la Educación Digna, convocada a Palacio. Por eso incurrió en el error de hacerles  una propuesta cuya vacuidad y transgresión a la ley se parece a las que en determinadas coyunturas suele hacerles a gremios adocenados o sin ideas.

Por esa falta de pericia, se radicará y ampliará un movimiento, el del 4%, que tiene todas las de ganar por el carácter aglutinante de sus demandas, independientemente del tiempo que se tome para lograrlo y se reducirá su margen de maniobras para enfrentar una situación en franco deterioro, un año preelectoral y la publicación de informes de legaciones diplomáticas sobre escándalos, la corrupción de  algunos de sus compañeros, funcionarios o aliados.

Si como algunos prevén, estos escándalos seguirán implicando a altos miembros y funcionarios de su partido y gobierno, quienes desde dentro pretenden sustituirlo estarán en la disyuntiva de desmarcarse del Presidente o de seguir apoyándolo por acción u omisión, arriesgándose con esto a que también sean barridos por los escándalos.

El manejo de circunstancia pondrá a prueba su capacidad de solucionar problemas por méritos propios y determinará el futuro de quienes desde dentro y fuera de su partido les disputan el poder.

Son evidentes los signos de que se está apagando la estrella del presidente Fernández, que se reduce el cuerpo electoral de su partido y que en esta circunstancia, necesitará algo más que suerte para superar el momento que vive.

 Pero, desafortunadamente,  la suerte no es una categoría política.

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