El mal y el bien

<STRONG>El mal y el bien</STRONG>

CONNECTICUT, Estados Unidos.- Ningún ser humano puede afirmar categóricamente que está libre de sufrir en algún momento de su vida alguna situación difícil o dolorosa.

A diario vemos a personas que han atravesado por la pérdida de un puesto de trabajo, de un ser querido, de un negocio o por la decepción causada por la traición de alguien en quien se confiaba.

Son muchos los casos y situaciones posibles que ocurren en este sentido.

Cada vez que esto pasa, la situación se hace peor porque las personas se concentran solo en ver esto como un fracaso. Es que aprecian todo desde el punto de vista radical o lineal.

Es bueno llegar a comprender que no todo es negro.

El gran teólogo san Agustín dijo que Dios es tan poderoso que del mal saca el bien.

El apóstol Pablo ya había afirmado en su carta a los Romanos que los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien (8:28).

Un día Jacob, el padre de la nación de Israel, recibió la noticia de que su hijo menor había muerto.

En realidad lo que había ocurrido es que sus hermanos lo odiaron tanto que lo vendieron como esclavo.

En Egipto José sufrió mucho, al extremo de durar un tiempo en una cárcel abandonada.

Sin embargo, desde allí salio para ser el gobernador de ese país.

Años más tarde cuando sus hermanos lo vieron con su investidura de hombre de Estado, él le dijo que no guardaba odio hacia ellos, pues reconocía que de otra manera él no habría llegado a la posición en la que se encontraba.

No es que Dios se complace en el mal, la clave está en que él lo usa como materia prima para producir el bien.

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