El mandato electoral para un proyecto nacional

El mandato electoral para un proyecto nacional

POR EDUARDO J. TEJERA
El gran éxito del Partido de la Liberación Dominicano y del presidente del mismo partido y de la República en las pasadas elecciones del 16 de mayo, representa un triunfo no solo para el partido y sus candidatos, pero sobre todo, significa una excelente victoria y claro mandato personal para el Dr. Leonel Fernández. Fue un mandato para profundizar el proyecto nacional que está impulsando. Aunque muchos no entendieron la razón de la agresiva campaña del presidente, él y sus estrategas sabían, que se luchaba para obtener además de éxitos lectorales, se buscaba un mandato para gobernar la nación hacia un período de reformas económicas, políticas, jurídicas y morales.

El pueblo les ha dado esa merecida oportunidad al presidente Fernández y sus partidarios. Como colaborador del presidente me siento tan satisfecho, como comprometido con un cambio de rumbo de la atribulada nación. Era necesaria la consecución de un control democrático del proceso político para lograr una gobernabilidad funcional. Las grandes reformas y retos requieren coherencia política e ideas renovadas. La tarea por delante es inmensa y el pueblo espera resultados tangibles y concretos. Para eso se necesita gobernar con el Congreso, aunque contando con la opinión del país. El poder mayoritario requiere de humildad y capacidad de escuchar.

El Boletín 18, de la Junta Central Electoral del 24 de mayo, establece que un total de casi 3.0 millones de dominicanos ejercieron su voto. Se han computado prácticamente la totalidad de los electores. Aunque existen algunas candidaturas disputas y en revisión por la JCE, el triunfo del PLD es claro y sólido. El PLD ha ganado 22 senadores de un total de 32, una enorme y firme mayoría, el PRD 6 y el PRSC 4 senadores. Hasta ahora el 53 % del electorado votó por el PLD. Se estima que en la Cámara de Diputados el PLD obtendrá otra mayoría de las diputaciones. Una situación congresional muy favorable. Ha ganado 64 Municipios de 148 y ha mantenido la importante Alcaldía de Santo Domingo. En general, el PLD ha obtenido un gran triunfo electoral y una clara expresión de lo que desea el país. Una manifestación de apoyo personal y confianza en el presidente Fernández, el PLD y sus dirigentes.

Por el contrario, representa una derrota profunda para el gastado Partido Revolucionario Dominicano, y su jefe de facto Hipólito Mejía, el gran perdedor, junto con su PPH. Eso demuestra que el perredeísmo no sólo quiere un cambio para sacar al PPH, sino que rechazó la alianza rosada, que era una aberración política y moral, para aquellos que vivimos las grandes trampas y fraudes del 1990, 1994 y 1996. Para aquellos que vimos las lágrimas en el rostro y el dolor de ese gran hombre tan traicionado en esos años.

Es un gran contrasentido contra el inolvidable líder Dr. Peña Gómez, esa alianza con sus antiguos verdugos. Aquellos que lo engañaron hasta la muerte, que le robaron dos veces su triunfo presidencial. Yo personalmente no la podré nunca entender y aunque no estoy en el PRD, por los buenos y viejos amigos que tengo en esa organización, me duele hasta los huesos por mi afecto y cariño al querido Peña Gómez.  El PRD tiene que volver a sus raíces doctrinales, a las ideas y a los proyectos, no puede remozarse sin liderazgo genuino ni a base de abuso y dinero. Ese estilo pasó a la historia.

El Partido Reformista, por igual, tendrá que reflexionar mucho sobre su futuro, si lo tiene, pues es un partido dividido en bandos, sin cabeza política y sin un sentido de su nuevo rol, después de la muerte del Dr. Balaguer. El PRSC, simplemente, no ha encontrado su nueva ruta, su razón de ser ahora. Esta extraviado en “slogans” del pasado. Por el bien de la democracia a largo plazo de la nación, es de esperar y conveniente, que estos dos partidos se refunden, le den paso a la juventud y vuelvan a ofrecer un programa — cual sea —coherente y moderno, a sus seguidores. La democracia necesita del contrapunteo de ideas y de fuerzas en libertad y dentro del sistema.

El triunfo del PLD es una gran responsabilidad histórica; tiene que ahora mejorar y superarse así mismo. No debe imitar las viejas formas de gobernar de los otros partidos y del pasado. El Dr. Leonel Fernández en nuestras conversaciones revela claramente que sabe a dónde va y por dónde va. Tiene un proyecto nacional en su mente. Conoce al mundo y conoce a la República Dominicana. La tarea es ejecutar en equilibrio el programa de grandes reformas. Sus colaboradores y funcionarios debemos estar en sintonía con el presidente, con su visión de cambio hacia el desarrollo y la modernidad en paz y con equidad. El triunfo no debe marear a nadie, sino ponerlo a pensar, sobre cómo y de qué forma, cada cual puede ayudar al Gobierno, al Congreso, los Municipios y al presidente Fernández. Si no se hace un trabajo de cambios serio para beneficio real de las grandes mayorías, los pobres y los excluidos, nos pasarán una factura doble. Sería la decepción en la democracia. Esto hay que entenderlo, fuera de cualquier partidismo.

El respaldo del electorado a los candidatos del PLD, significa que el pueblo está conforme y reconoce el éxito de la política económica y de la recuperación macroeconómica después del gran desastre del gobierno del presidente Mejía, que colapsó la economía en un 20 % del PIB, causó un déficit fiscal del 7 % del PIB y empobreció a todos clase media y pobre por la abrupta caída del ingreso real. También más que duplicó la deuda externa en cuatro años y con un altísimo servicio de la misma. En fin, todos reconocen que el gobierno anterior causó un caos económico y deterioró  las bases morales del país y sus instituciones. Pero todo comenzó a cambiar con la entrada del presidente Fernández desde el mismo agosto de 2004.

La tasa de cambio bajó de RD$45 a RD$32 por un dólar, un gran éxito producto de la recuperación de la confianza y la serenidad presidencial, la inflación bajó a un dígito, se renegoció la deuda externa bilateral y los nefastos bonos soberanos, se aumentaron las reservas netas internacionales y se redujo el déficit cuasi fiscal del Banco Central y se extendieron los vencimientos de los Certificados, creados por el ilegal manejo del salvamento bancario. El crecimiento del PIB real alcanzó un 9.3 % en 2005 y en el primer trimestre un 12.6 %. La economía, aún con las  limitaciones del Stand-by con el FMI, marcha por muy buen camino, aunque cada cual pueda tener una u otra preferencia en temas sectoriales. Pero en general, la recuperación económica y las buenas expectativas y confianza en el futuro son excelentes.

Por estos resultados y las buenas perspectivas, el pueblo le brindó el apoyo al PLD y al presidente Fernández. Ahora hay que manejar la mayoría y el mandato con creatividad, prudencia, impulsar las nuevas generaciones de reformas políticas, económicas y sobre todo, sociales, en las áreas educativas y salud. Hay que crear empleos productivos y apoyar con medidas concretas al sector privado. La agenda de reformas y cambios es tan grande como necesaria, para entrar al CAFTA-RD y a otros esquemas regionales, para fortalecer y mejorar las instituciones del Estado, modernizar la vida política, solucionar la crisis energética, implementar la seguridad social y mantener la economía con desarrollo compartido, para disminuir la pobreza y las enormes desigualdades. Todo esto es posible.

Pero hay que articular y renovar el proyecto nacional. Ese es el mandato concedido por el país. Hay que combatir la corrupción con mayor vigor y cirugía y fortalecer y adecentar más el sistema judicial y político. Eso lo pide todo la nación. Lo que se necesita es coherencia en todo el equipo gubernamental, el poder legislativo y el partido. Y el apoyo y comprensión de la ciudadanía. Existe una oportunidad de oro para renovar y realizar las grandes reformas que desea la nación. Hay que aprovecharla por el bien de todos con este nuevo mandato al gobierno del presidente Fernández. 

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