Como dice el documento publicado por el Banco Central (BC) la semana pasada, nuestra economía ha enfrentado choques externos inesperados, como la Gran Recesión 2007-2009, el aumento del petróleo en el cuatrienio 2011-2014 y ahora el Brexit. Agrego, por inéditos nadie ha anticipado sus consecuencias, lo bueno es que los resultados hablan. Nos dicen que para enfrentarlos con un costo económico mínimo para la sociedad, es condición necesaria estar preparados con parámetros macro-económicos más que adecuados, y saberlo hacer.
Bajo dos escenarios diferentes, con aumento y con disminución del flujo neto de capitales externos, con los números reviso los resultados que hemos tenido con dos choques externos. El primero, cuando el barril de petróleo fluctuó entre un poco más de US$130 y US$95 en el cuatrienio 2011-2014, la factura petrolera aumentó en US$4,167 millones, un 31 por ciento más comparado con el cuatrienio 2007-2010. Lo que pagamos aumentó de US$13,548 millones a US$17,715 millones.
Durante esos años (2011-2014) aumentó el flujo neto de capitales externos en US$17 mil millones, de US$65 mil millones en el cuatrienio 2007-2010. ¿Cómo se usaron las divisas adicionales? Con una parte se atendió la mayor demanda de divisas para importar bienes y servicios, incluyendo petróleo, por US$11,953.7 millones, y con la otra el Banco Central aumentó sus reservas internacionales netas en US$1,013 millones, en 28 por ciento. El peso se devaluó solo 14.3%, anualmente 4.8%. Los resultados indican que se manejó bien el choque petrolero.
El segundo, la apreciación del dólar que aceleró la volatilidad de algunas monedas latinoamericanas y la caída de las Bolsas mundiales por Brexit. Frente al dólar, de agosto 2014 a agosto 2015 la depreciación alcanzó máximos históricos de 36 por ciento en Colombia; 35 por ciento en Brasil, 19 por ciento en México, 17% en Uruguay, 12 por ciento en Perú y 10 por ciento en Argentina. Y del 12 de julio 2015 al 12 de julio 2016, la tasa interanual de depreciación fue 9 por ciento, 2.8 por ciento, 3.1 por ciento, 9.5 por ciento, 3.4 por ciento y 37.3 por ciento, respectivamente.
¿Qué sucedió con el peso dominicano? Se depreció 3.2 por ciento de agosto 2014 a agosto 2015 y 2.1 por ciento del 12 de julio 2015 al 12 de julio 2016. Es decir, mucho menos que la depreciación de las monedas latinoamericanas, no obstante nuestra economía recibir un menor flujo de recursos netos del exterior en 2015 por el monto de US$2,218 millones, comparado con 2014. ¿Cómo fue posible? Para compensar por la menor entrada de divisas, sin intervención se produjo un ajusto en las importaciones que se redujeron en US$410 millones, permitiendo que el BC continuara con su política de acumular reservas internacionales netas, sumando US$545 millones, un 12 por ciento más que en diciembre de 2014.
El stock de reservas es una de las razones por la que el BC dice, con otras palabras, que ahora la economía tiene mayor capacidad para absorber choques externos, y evitar que burbujas especulativas en el mercado cambiario, terminen afectando el consumo agregado y el crecimiento del PIB. Lo que es cierto.
Frente al complicado escenario externo, lo aconsejable es mantenerse preparados y vigilantes como guinea tuerta.