Todo en nuestra vida requiere de “mantenimiento”. Así como para el cuerpo humano los exámenes médicos periódicos son esenciales para prolongar la vida, un mantenimiento regular en nuestras vidas en todo el sentido de la palabra y en cada uno de los ámbitos de nuestro ser, es vital para mantener la seguridad y la confiabilidad de lo que somos y lo que tenemos, aparte de que ayudan a eliminar los riesgos de fatalidades. La falta de mantenimiento o un mantenimiento inadecuado puede provocar situaciones peligrosas, accidentes y problemas de salud.
En nuestra vida, y pasa así también hasta en nuestras relaciones amorosas y familiares, tenemos necesidades claras de mantenimiento en el uso o desenvolvimiento diario para evitar el desgaste y deterioro por el paso del tiempo. Por supuesto, no podemos pretender que un producto adquirido hoy en día tenga una vida útil infinita pero, con un correcto mantenimiento del mismo, podremos alargarla un tiempo o, por lo menos, retrasar la necesidad de repararlo.
A veces soñamos con tener esto o aquello, o una casa propia… pero no nos damos cuenta de que lo poquito que tenemos no lo valoramos ni lo cuidamos como merece, quizás porque caemos en el hecho de pensar que gracias a Dios tenemos “algo” cuando hay miles que no tienen nada, y entendemos que preocuparnos por arreglar algo no es significativo. Pero nos desvirtuamos de la realidad, y en vez de pensar así, nuestra postura debería ser que gracias a que el Señor me concedió la posibilidad de tener eso, ¡déjame valorarlo y cuidarlo! Y así también, podemos dejar saber que cuido tanto lo que tengo que me merezco la oportunidad de soñar que me gané el tener más. Pero es necesario que si empleamos tanto esfuerzo y recursos para adquirir una casa por ejemplo, una vez la tengamos, la cuidemos.
El mantenimiento de nuestras cosas no se debería considerar como un gasto, al contrario, debe entenderse siempre como una inversión. Incluso podríamos considerarlo hasta un ahorro, ya que cuanto mejor sea su mantenimiento, menor gasto se tendrá que emplear en él.
Hay que ser conscientes de que todo lo que invertimos en mantenimiento sirve para evitar costosas facturas por reparación o reemplazo de cualquier elemento. Por eso suele decirse que este tipo de mantenimiento es preventivo, ya que minimiza la probabilidad de una avería de importancia. Con pequeños hábitos no sólo protegeremos nuestra casa, sino también aumentaremos su valor. Y la realidad es que el mantenimiento del hogar y las tediosas reparaciones deben hacerse tan pronto como sea necesario. Poner en práctica la recomendación “cuanto antes mejor”, ayuda a prevenir más daños y evita que los gastos de reparación aumenten.
Sin dudas, tu hogar además de ser el lugar de convivencia y reunión familiar, es el sitio donde la mayoría de las personas pasamos más tiempo de nuestras vidas, un lugar donde nos encontramos seguros y confortables. Un refugio al que llegar a descansar tras un ajetreado día de trabajo.
No sé si a ustedes les pasa, pero cuando ves que tu casa o tus propiedades, están rotas o averiadas, ya llega un punto en que uno mismo comienza a desgastarse y se desploma junto a todo lo que le rodea, por eso hacer el mantenimiento y las reparaciones cuando es necesario también previene que los problemas pequeños se conviertan en más serios y caros. Definitivamente es necesario tener y seguir un plan de mantenimiento y reparaciones ya que nos facilitará el trabajo. Y vivir en un espacio al que se le hace un buen mantenimiento será más cómodo, seguro, sano y sostenible, es decir, nos ofrecerá una vida saludable.