El marketing del capitalismo salvaje

El marketing del capitalismo salvaje

José Luis Rojas.

Es como ha dicho el economista Bernardo Kliksberg: “La práctica del capitalismo salvaje es la causa de la enorme desigualdad que existe en el mundo”. El capitalismo salvaje no quiere que  nadie controle sus malsanas operaciones, las cuales tienen como propósito la acumulación sin límites y desenfrenadas de riquezas. Esta práctica capitalista no le interesa la calidad de vida de las masas. Una de sus falsas prédicas es que “si las personas no compran en grandes cantidades, entonces la economía no crece”. En definitiva, el capitalismo salvaje actual emplea todos los medios para para inducir el consumo irracional.

 Desde la lógica, mirada e intereses del capitalismo salvaje, el marketing es un  sistema mediático que investiga, crea y satisface necesidades, deseos y expectativas de los diferentes grupos sociales, con el propósito deliberado de fomentar la cultura del consumismo irracional. El marketing salvaje es una creación garantista del capitalismo salvaje, el cual incide en todos los procesos humanos y sociales. A través de la obsolescencia, el marketing ha programado patrones de consumo. (Poseer algo más nuevo antes de lo necesario).

 El marketing salvaje es la ideología que emplea el capitalismo de hoy para transformar las personas en simples consumidores de marcas. Es, además, el conjunto de medios y técnicas científicas para programar la obsolescencia de bienes, productos y servicios, crear y desarrollar mercados, establecer patrones de consumo, desarrollar e imponer modas, implantar estilo o cultura de vida, crear marcas y productos para cada segmento de consumidores. La misión del marketing salvaje es crear y mantener comunidades de consumidores irracionales y compulsivos, lo cual termina impactando su salud mental, emocional, social y física.

 Comer y vivir saludablemente no es un tema que llama la atención del talento humano responsable de diseñar, planificar, ejecutar y controlar las estrategias y acciones del  marketing, que induce a adultos, jóvenes, adolescentes y niños a empoderarse de  la cultura del comprar y tirar. El marketing que sirve de sustento al capitalismo salvaje de la época, investiga, analiza y aborda a las personas como consumidores adictos a las compras. El marketing salvaje ha hecho creer que el crecimiento económico solo depende del comprar y tirar.

 El marketing salvaje centra su energía, creatividad y recursos en fomentar entre los adultos, jóvenes, adolescentes y niños el consumo irracional y adictivo. Este tipo de marketing no se detiene a orientar a los consumidores acerca de las consecuencias negativas que se derivan de una alimentación inadecuada. Las victimas del marketing de consumo irracional son miles de personas que hoy sufren de enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, obesidad, así como otros problemas de carácter psicosociales.

El marketing salvaje es la ideología que guía las relaciones humanas y sociales de hoy, pretendiendo con ello consolidar cada día más la sociedad de consumo. Además, sirve de sustento al capitalismo salvaje para promover el bienestar desde lo individual, convirtiendo a las personas en consumidores victimas e irracionales del consumismo. Hay que educar a los niños, adolescentes y jóvenes para que aprendan a defenderse de las propuestas ocultas e indecentes del marketing de consumo adictivo.

 El marketing salvaje, además de incentivar la compra irracional e impulsiva, cuenta con mecanismos científicos para incidir en el pensamiento, las decisiones y el comportamiento de las persona. Para conocer, satisfacer e inducir las necesidades, expectativas, aspiraciones, emociones y deseos de los consumidores cautivos y potenciales, se auxilia de  la planeación estratégica, la sociología, la psicología, la antropología, la neurociencia, la comunicación publicitaria, la promoción de ventas, la venta personal, las relaciones públicas, entre otras.

 El marketing salvaje es uno de los brazos estratégicos, tácticos y operativos que emplea el capitalismo salvaje para inducir el consumo adictivo de bienes, productos y servicios. El mismo, ha reducido las relaciones humanas y sociales a un comprar, regalar y recibir bienes y servicios.

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