Los cambios en la economía, cultura, sociedad y política vividos en las últimas décadas, y que se potencian más acelerados para la década en curso, ameritan que los gobiernos implementen con nuevos criterios un proceso informativo, educativo y persuasivo que se denomina Marketing Público.
El marketing no garantiza enderezar el mundo y hacer de la democracia un sistema perfecto, pero contribuye a la que la democracia se transforme en el tiempo para que el mundo sea mejor.
Un buen Marketing Público no solo debe perseguir la satisfacción del ciudadano con el sistema, sino también, estimular felicidad en el ser humano.
El Marketing Público bien practicado puede ser un motor en el tránsito de la democracia representativa a la democracia participativa. Para que eso suceda, se debe involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones, diseños de políticas, cuidado de la naturaleza y del patrimonio público.
En los tiempos en que vivimos está en proceso de gestación una teoría y una práctica de la Nueva Gestión Pública, en que el empleo de las herramientas de marketing es vital. De ahí surge el Marketing Público como el conjunto de relaciones desarrolladas para satisfacer las necesidades sociales.
En este ciclo en que vive la humanidad, es necesario enfatizar en el marketing de los derechos y deberes. Entre los ciudadanos y el Estado hay una relación, un compromiso de derechos y deberes. Cuando el Estado no cumple, los ciudadanos demandan y exigen. Cuando la ciudadanía incumple con sus deberes, el Estado debe exigirle.
Es normal que los ciudadanos exijan una extensión de sus derechos. Este proceso de avance en que se encuentra el Estado social y democrático de derechos, hace cada día más necesaria la vigencia de un marketing público enfocado en influir en un cambio de conducta en el ciudadano para que sea mejor persona y pueda sortear las difíciles turbulencias que vienen como consecuencia del impacto social, económico, cultural y político de la pandemia covid19.
Los recursos que se dedican al Marketing Público no son un gasto, ni tampoco un dispendio, como piensan algunos. En cambio, son una importante inversión para que el Estado Social y Democrático de Derechos pueda cumplir sus fines.
La crisis sanitaria conduce a un deterioro en los servicios que el Estado brinda a la ciudadanía. Por muchos esfuerzos que los gobiernos hagan, los servicios que brinda serán más precarios que en el pasado. La población debe ser preparada mentalmente para que acepte apagones, escases de agua potable y otras cosas más.
El Marketing Político en esta etapa de crisis no debe ser enfocado a la comparación con gestiones anteriores al covid19. Estamos en un estado de emergencia. Por tanto, querer presentar una gestión como mejor que el gobierno anterior -enfoque que le están dando al Marketing en el gobierno de Luis Abinader-, es un error infantil.
Con el tiempo, la población valora las gestiones de gobierno. El gobierno debe enfocarse en ser solución, sin pensar en la valoración. La prioridad del actual gobierno no debe ser demostrar que son mejores gerentes que los anteriores, ni que están haciendo más o pretenden hacer más que los anteriores. La comparación es el resultado de hechos, y los hechos se construyen con el tiempo, y este es un gobierno de apenas dos meses y un par de semanas.
La nueva situación amerita de un nuevo enfoque de Marketing resaltando el esfuerzo y pidiendo la colaboración de la población. De modo que las personas entiendan que tienen que ser parte de la búsqueda de solución. Al asumir esa actitud, el ser humano se blinda frente a los retos que vienen y adquiere fortalezas para asumir los sacrificios.
Hay un desatino estratégico en la comunicación gubernamental del gobierno de Luis Abinader. Por un lado, priorizan la búsqueda de culpables, como si lo que estamos viviendo fuera culpa del gobierno de Danilo Medina: Quieren que las gentes crean eso. Por otro lado, están calibrando la comunicación en la creación de expectativas como si estuvieran en una campaña electoral. Cuando lo que procede es que con sinceridad desmonten expectativas.