Por: José Dunker @josedunker
Cuando decidimos hacer algo nuevo o desarrollar una nueva idea, por más que tratemos de planificar, prever, prepararnos o asesorarnos. Será inevitable que podamos cometer errores.
El CEO de una importante empresa había autorizado el desarrollo de un nuevo producto, convencido del éxito que había garantizado el director del proyecto. Al cabo de un tiempo los resultandos no fueron lo esperado y la pérdida total fue de 10 millones de dólares. Al invitar al director a conversar sobre los resultados, este llegó con su carta de renuncia en mano, pero se sorprendió cuando el experimentado CEO le preguntó que cual sería el nuevo proyecto que haría la empresa.
La realidad es que el aprendizaje es una combinación de prueba y error, si no estamos cometiendo errores es porque no estamos intentado hacer las cosas de manera diferente.
En el mundo en que vivimos hoy en día donde las ideas, productos y servicios son novedad el día lunes, pero ya son obsoletas el martes. Si no aprendemos a hacerlo de manera diferente, estaremos en la calle el día miércoles.
Algunos empresarios de gran éxito han expresado que han podido alcanzar mayor aprendizaje de los fracasos que de los grandes éxitos. Con frecuencia los momentos de verdadera crisis pueden ser muy valiosos porque generan transformación en todo el entorno.
Según estadísticas en los USA, muchos de los más exitosos emprendedores han fracasado o ido a la quiebra un promedio de 3.75 veces en su carrera. El fracaso siempre es parte del éxito, no podemos alcanzar y disfrutar el éxito si no hemos conocido el fracaso.
Los hermanos Wright antes de lograr el primer vuelo registrado en la historia de la aviación, tuvieron que sobreponerse innumerables errores y accidentes.
El temor a fracasar es natural en los seres humanos sin embargo los que han alcanzado esas metas o logros que deseamos, tanto en el mundo laboral, empresarial, personal o en el deporte. Han fracasado muchas veces hasta llegar a conseguir lo que se proponen.
Decía Tom Watson fundador de IBM: “Si deseas triunfar, tienes que duplicar tu tasa de fracasos”.