El empuje de la economía se frenó bruscamente en los primeros seis meses de 2023, como se esperaba, porque desaceleraron sectores productivos de alta contribución relativa al PIB real que redujo su expansión a 1.2% y 7.85% a precios corrientes, ya que los precios de la economía, o deflactor del PIB, aumentaron 6.65%.
Explican la desaceleración el empeoramiento del contexto internacional, endurecimiento de la política monetaria y menor inversión pública que redujo la inversión privada y el gasto de las familias. La buena noticia, no obstante, las fuerzas en contra, es que la economía mantuvo y mantiene la cabeza sobre el agua, el bache coyuntural desapareció o se ha reducido de manera significativa, el escenario facilitará que algunas de las medidas monetaria y fiscal en marcha continúen generando efectos positivos, y las demás comiencen hacerlo en el cortísimo plazo, destinadas a contribuir a que la demanda nacional y el PIB real recuperen el ritmo que perdieron en el primer semestre.
Me refiero, uno, al crecimiento interanual de 16.9% (en julio) préstamos aprobados y desembolsados al sector privado en moneda nacional por los bancos comerciales, lo que se combina con caída de la inflación para establecer el escenario ideal que contribuirá a impulsar el consumo de hogares e inversión de las empresas.
Dos, a la liberación de flujo de caja que aumentará el ingreso disponible de familias con lo que multiplicaran su consumo y empresas privadas para capital de trabajo, con motivo de la rápida aplicación de la amnistía fiscal aprobada por la Ley 51-23 por parte de la DGII. Y Tres, aumento gasto de capital en RD$38 mil millones, que subirá su participación en el PIB, de 1.2% donde se situaba a mediados de agosto, por encima del 2.0% de 2022, lo que todavía estará por debajo de la media de 3.6% período 2010-2019.
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Todos los factores tienen impacto inmediato en la actividad económica, el mayor gasto de capital sin retraso se traducirá en más contrataciones de personal, más salarios y más inversión en infraestructuras en el sector público, con efecto multiplicador en manufactura local, construcción y comercio, crecieron con intensidad desde la pandemia y desaceleraron en los primeros seis meses del año. Los servicios, continuaron exhibiendo un excelente comportamiento, la realidad es que el consumidor postcovid prefiere el turismo y hostelería frente a gastos de consumo duradero, por ejemplo.
Los hogares soportarán el mayor gasto en bienes de consumo con el mencionado aumento del ingreso disponible por la amnistía fiscal, las buenas expectativas laborales y con ganancia de poder adquisitivo del salario con motivo del desplome de la inflación interanual por debajo del rango meta, siendo República Dominicana el primero que lo logra.
Como sabemos, ha sido consecuencia de la política monetaria prudente implementada primero que cualquier otro país en la Región, a lo que contribuyó, agrego, el excedente empresarial que se redujo, a diferencia de otros países.
El menor deflactor del PIB, es decir, lo que crecen los precios de los productos nacionales, desinfla la cifra del PIB a precios corrientes, lo compensará el aumento en volumen del producto en términos real en los meses restantes de este año y primeros seis de 2024, evitando subida de la razón déficit y deuda que se calcula tomando el PIB nominal como denominador.