Golpeando el consumo una y otra vez desde el año 2020 a la fecha, las alzas en bienes y servicios han erosionado en un 23% el poder adquisitivo de los asalariados en general bajo una crisis por pandemia que llevó a la mayoría de los empleadores a aplicar medidas de austeridad y paralización de ascensos en los sueldos.
La exhortación antier del liderazgo empresarial a conceder ajustes voluntarios que compensen la inflación es apropiada a la agobiante disminución de ingresos para numerosos hogares en contraste con los signos de recuperación de las actividades productivas y del gran comercio.
-Si el crecimiento de la economía dominicana es excepcional y promisorio con notables estructuras empresariales multiplicando su presencia en el mercado a una intensidad superior a la de prepandemia, el futuro comienza a despejarse aunque Rusia insista belicosamente en desafiar al consenso internacional que reprueba sus actos en la opinión pública.
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El poder resiliente de la iniciativa privada está demostrado y los frutos deben llegar como indexación salarial al trabajador que contribuye al éxito en el marco de la estabilidad macroeconómica y de clima favorable a la inversión.
Una actualización que debería comenzar con todas las de la ley como propone el exministro de Trabajo Rafael Alburquerque, mediante resolución del Comité Nacional de Salarios que eleve los ingresos mínimos y genere sin excusas un efecto cascada.