El médico

El médico

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Aquella mañana asistí, como periodista, a mi primera operación de corazón abierto, invitado por mi pariente el doctor Cuqui Gautreau, entonces director del Instituto de Seguros Sociales. Seis o siete horas después de estar de pie, al lado del enfermo, mientras los médicos explicaban cada paso y la razón de ser del mismo, mientras abrían espacio para que el compañero Mario Terrero lo fotografiara todo, pensé‚ en la grandeza de Dios que pone en manos de los hombres los conocimientos para mejorar y prolongar la vida. Esa tarde lamenté no haber visto una intervención quirúrgica como esa cuando era joven y podía decidir estudiar medicina para seguir ese plan de Dios.

Médicos-médicos hay muchos, también hay negociantes, como en toda profesión u oficio. Recuerdo los doctores José Augusto García Fajardo, Héctor Honorio Herrand Blyden, Alcides Veloz, Leguen, Ramón (Moncho) Báez, a mi más que amigo Jorge Abraham (Nosin) Hazoury, Ulises Cruz Ayala, Gilberto Martínez y Martínez.

Y ahora se puede hablar de una gran cantidad de médicos con sensibilidad social, jóvenes que cambiaron la bandera de lucha política para convertirse en la punta de lanza contra la insalubridad y la falta de prevención.

Hablo y me refiero a médicos dominicanos con una larga y dedicada entrega al estudio, la práctica y la investigación científica, quienes con todas las credenciales para ejercer su profesión en grandes capitales del extranjero deciden regresar a su país a dar el cien por ciento de sus conocimientos.

Esta semana conversaba con un médico hijo de otro médico que también fue mi amigo y compañero de partido.

Este joven estudió 12 años para el bachillerato, otros seis años en la Universidad Autónoma, un año más de pasantía, siete años en España y tres en los Estados Unidos. El total de años de escolaridad de ese médico fue de 29 años.

Actualmente ejerce como Jefe de Servicio en un hospital del Estado y gana unos 24 mil pesos, que no recibe completos por los descuentos. En la tarde tiene su consulta privada en un centro de salud cuyo consultorio le cuesta paga 30 mil pesos y una secretaria a la que paga otros cinco mil pesos.

El doctor, casado y con tres hijos en colegios privados, necesita unos 150 a 200 mil pesos al mes para vivir decentemente, si es dueño de la casa donde vive.

La inSeguridad Social le quiere pagar RD$100.00 por consulta a ese especialista que ocupó la posición de Jefe de Servicio en hospitales de España y  Estados Unidos.

Ese médico paga casa, agua, luz, teléfonos, pagarés o mantenimiento de vehículos, comida, colegios, ropa, calzado y si le queda algo, diversiones.

En nuestro país, actualmente, el costo de la vida es escandalosamente alto. La factura eléctrica más alta de medio mundo, pese a que continúan y aumentan los apagones, el agua de pésima calidad en los hogares a donde llega que es al 40 por ciento, el transporte público desorganizado, dirigido y ejecutado por gente del gobierno, es de lo peor; la educación es tan mala que crecen como la verdolaga colegios y colegios, escuelas particulares y escuelitas para niños, adquirir la comida es un ejercicio de paracaidistas, dado lo cara que está.

Si el gobierno se ocupara de resolver los reales problemas del país, quizá  los honorarios médicos pudieran ser reducidos hasta lo razonable, pero nunca a RD$100.00 por consulta.

¿Hasta dónde van a llegar estos muchachos con sus abusos? ¿Y los vamos a dejar? ¡Pero bueno…!

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