Escuchar a un estadista hablar sobre el crecimiento económico, la problemática energética, el cambio climático, la seguridad social y ciudadana, el sistema productivo nacional, el desempleo, el transporte público, etcétera, es una cosa muy común, sin embargo recibir el mensaje que envió a la nación el presidente Danilo Medina a raíz de la horrenda muerte del alcalde Juan de los Santos, es cosa poco usual en gobernantes de Estados laicos.
Ante el fatídico suceso, en el cual no sólo fue asesinado el alcalde de los Santos, sino también su guardaespalda de manos del señor Luis Féliz, quien terminó suicidándose, el primer mandatario de la nación se expresó de forma muy compungida aconsejando lo siguiente: “Cuando usted se sienta abrumado, que sienta que sus caminos se han cerrado, entonces retírese y pida a Dios, solo, en una habitación, en una iglesia, a dónde sea; acuda a Dios, que le dé nuevos caminos para que pueda avanzar”.
Estas palabras retumbarán por años en las mentes de la presente y futura generación. El presidente Medina habló de lo que está lleno su corazón, pues de la abundancia de éste, habla la boca.
Buscar a Dios no sólo implica abrazar promesas eternas en el más allá, sino que como dice el apóstol Pablo: “ejercitarse en la piedad trae provecho en esta vida y en la venidera”.
Al escuchar al jefe del Estado no pude evitar recordar aquel momento en que mientras Jesús predicaba verdades irrefutables como todas las que enseñó, sus discípulos se le acercaron y le dijeron discretamente “Maestro, la gente se está yendo por tus palabras tan duras”, el Mesías que para cada situación siempre ha tenido la respuesta oportuna le dice a sus colaboradores “¿ustedes también quieren marcharse?”. Los discípulos le responden rápidamente “Maestro, ¿a dónde iremos? Si solo tú tienes palabras de vida”.
El llamado del presidente Danilo Medina es a que vivamos junto a aquel que todo lo puede, que nos acerquemos al trono de la gracia para que hallemos oportuno socorro para nuestras vidas, sin importar cuán difícil sea la situación que atravesamos.