Una explicación inicial.  El significado de la palabra “mensalao” es un término tomado del denominado “Juicio del Siglo”, en el cual el Tribunal Supremo de Brasil evacuó una sentencia condenatoria consistente en catorce años de cárcel para 25 funcionarios públicos del primer gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), por traspaso ilegal de dinero al oficialista Partido de los Trabajadores (PT), presidido igualmente por el gremialista Lula da Silva, durante la campaña electoral que lo catapultó a la presidencia de Brasil.  Sin embargo, el principal acusado, el empresario Ramón Hollerbach, socio del publicista Marcos Valerio Fernandez, fue sentenciado y condenado a 40 años, un mes y seis días de prisión.

   Si esta situación está aconteciendo en el país más grande de América del Sur y tercero en el Mundo, cuán fácil resultaría aplicar los mismos principios y leyes similares en el nuestro, para descubrir y sentar en el banquillo de los acusados, a los responsables de que la República Dominicana actualmente acuse un déficit fiscal de más de 203 mil millones de pesos.  Este mal manejo de la cosa pública ha repercutido de manera decisiva en la crisis económica y financiera que atraviesa el país, viéndose obligado el actual Presidente de la República, licenciado Danilo Medina, a castigar a la ciudadanía con un “Paquetazo Fiscal”, que ha encarecido a niveles casi inalcanzables para la masa empobrecida, la canasta básica familiar.

   Ante la tribunales, no debería haber vacas sagradas, ya que la Constitución de la República especifica que todos los seres tienen igual valor ante la justicia.  Por lo tanto, la querella presentada por el doctor Guillermo Moreno del Partido Alianza País debe ser conocida para establecer el grado de responsabilidad o no, del anterior mandatario y de los miembros de su gabinete.  La pantomima escenificada por un “rebaño de abogados” en la Fiscalía del Distrito Nacional queriendo “ganar galones”, fue un sainete de mal gusto que denigra la toga y el birrete. Los paniaguados que intentaron subir a estrados sabían que el señor ex-Presidente tenía ya su consejo de defensa y él mismo -siendo un brillante expositor- no necesitaba esta claque de aduladores para demostrar su inocencia o culpabilidad.

   En el mensalao, los jueces acordaron que la discutida tesis de la “criminalidad de cuello blanco” consistía en sobornar  a diputados y  partidos políticos mediante la compra de votos con dinero público para conseguir un apoyo parlamentario que perpetuase a Lula en el poder.  Determinaron, asimismo, que existían tres núcleos claramente definidos para lograr ese fin: a) el político, que involucraba a los tres principales responsables del (PT), encabezados por el brazo derecho del mismo Lula, José Dirceu; b) el Financiero en torno al Banco Rural; y c) el Operacional, formado por las empresas de publicidad de Marcos Valerio.  El Tribunal falló que habían incurrido en el delito de poner en peligro la paz social ya que mediante este escándalo de corrupción “la sociedad pierde la fe en el Estado” y que con esta perversa vocación querían establecer un control criminal del poder para perpetuarse ilegalmente.

   Esta actitud del Tribunal Supremo de Brasil no ha sido un precedente, ya que el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, a pocos días de haber entregado su mandato, fue objeto de una requisición domiciliaria y, en su caso, ningún representante de su partido insinuó que la misma se había ejecutado por represalia política.

   Ahora nos referiremos al espíritu patriotero que públicamente exhiben los diputados con referencia al Contrato con la Barrick Gold que ellos, en su gran mayoría refrendaron sin leer el contenido de su texto.  Ahora se andan rasgando las vestiduras y exhiben un “patriotismo desfasado”, exigiendo, después del discurso del presidente Medina, que se revise, se anule o se le cobre impuestos a esta minera.  Cual asidero legal invocan: el postulado que el famoso dúo cubano de antaño Pototo y Filomeno cantaban en un jocoso y alegre son montuno el cual expresaba: “Que si se mete la pata y se saca pronto, se queda bien”.  Pero olvidan también que: “ante el Muro de las Lamentaciones están llorando como mujeres, lo que no pudieron defender como hombres”.  En países que no exhiben la condición de “bananeros”, todos los diputados y funcionarios que firmaron o apoyaron este desafuero, por vergüenza debieron renunciar, pero como era verde y se la comió un asno, hay que vociferar a los cuatro vientos: “a pocas palabras, buenos entendedores”.