POR MARIO MÉNDEZ
El Banco Central debe actuar rápidamente para enviar señales claras de qué deben esperar los agentes económicos sobre el comportamiento del mercado cambiario y de qué acciones emprenderán el gobierno y esa entidad para que se cumpla su objetivo de tipo de cambio.

El tipo de cambio se ha estado moviendo hacia arriba en los últimos días, y ayer subió entre 100 y 150 puntos, al pasar de 30.50 pesos por dólar en la víspera a 31.50 y 32.00 pesos por uno.

Ante estos incrementos la pregunta que se hacen los agentes económicos es la de si ese aumento es coyuntural o no, y si el gobierno y Banco Central están en capacidad para darse un objetivo de tipo compatible con el comportamiento del mercado y asimilable y aceptado por los agentes económicos.

Las señales que envíen el gobierno y el Banco Central serán compartidas por los agentes económicos en la medida en que sus acciones estén en armonía con sus limitaciones para actuar sobre el mercado.

Los agentes reconocen que el Banco Central no debe deshacerse alegremente de sus reservas y debe manejarse cuidándose del problema que le genera su alto endeudamiento interno, porque no tomar en cuenta esas realidades podría hacer vulnerable a la economía ante futuros «shocks», pero tampoco esto debe ser óbice para que la entidad bancaria oficial haga uso de su posición en dólares para intervenir en el mercado, si esta intervención es parte de un conjunto de acciones que lleven tranquilidad al mercado de que se va a cumplir el objetivo de tipo de cambio.

El problema está en que esta vez parece ser que las acciones del Banco Central no deben ser aisladas, sino que debe formar parte de un conjunto de acciones contundentes que produzcan resultados tangibles, entre los cuales debería estar un fuerte ajuste del consumo de combustibles que neutralice el significativo impacto financiero generado en la economía por el alza del petróleo y sus derivados.

En la medida en que el gobierno y el Banco Central puedan exhibir estos resultados, se lograría tranquilizar al mercado y evitar nuevos aumentos del tipo de cambio, los cuales se harían difícil de revertir, porque entonces traerían las justificación de los intereses de quienes podrían alegar que no pueden bajar el precio del dólar porque compraron caro.