El Mercosur abre cumbre con llamados
a reforzar amenazada unidad regional

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Por Jorge Svartzman
BRASILIA, Ene 18 (AFP) – El Mercosur inició el jueves en Rio de Janeiro una cumbre de dos días con el empeño de mostrarse como una realidad insoslayable del siglo XXI y de calmar los descontentos de sus socios menores y los recelos causados por la adhesión de Venezuela.
  

Asistieron a la apertura cuatro de los cinco presidentes del Mercosur -los de Argentina, Brasil, Paraguay y Venezuela- en tanto que el uruguayo Tabaré Vázquez debía llegar por la noche para participar en la sesión de clausura del viernes.
  

También estuvieron presentes como invitados los mandatarios de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Surinam y Guyana, y el canciller de Perú.
  

La cumbre se abrió con un tema consensuado, la necesidad de tomar medidas para que los socios menores –Uruguay y Paraguay– vuelvan a beneficiarse de una unión aduanera que les ocasionó más perjuicios que ventajas, aunque fue precedida por una polémica entre Brasil y Argentina, sobre cuáles deben ser esas medidas.
  

Brasil quiere abrir más su mercado a las dos economías menores con concesiones unilaterales, pero Buenos Aires cree que eso violaría la disciplina comunitaria y expondría a la región a una invasión de productos extranjeros.
  

El presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva hizo imperiosos llamados para que los socios mayores actúen movidos por la generosidad y por consideraciones de largo plazo, en nombre de un destino común.
  

«Los dos (socios) mayores son los que tienen más responsabilidad. Somos nosotros quienes tenemos que ser más generosos, que tenemos que tener más comprensión», dijo el jefe de Estado brasileño al instalar por la mañana un foro de gobernadores y alcaldes del Mercosur.
  

«Si no resolvemos la integración no habrá salida para América Latina (…) y nuestros bisnietos llegarán al siglo XXII con situaciones iguales a las del siglo XXI», dijo el jefe de estado brasileño.
  

Lula se refirió a las tentaciones uruguayas y paraguayas de aflojar su vinculación con el Mercosur para firmar acuerdos comerciales con Estados Unidos.
  

«A menudo escucho decir: »Es mejor hacer un acuerdo con Estados Unidos que con Brasil». Si estuviera pensando a corto plazo, a un mes o un año, hasta puede que sea así. Pero este continente ya tiene mucha experiencia, muchas frustraciones y muchas decepciones», alegó.
  

El canciller brasileño Celso Amorim había desdeñado por la mañana ante sus pares la magnitud de la crisis, al afirmar que el Mercosur es una «realidad geopolítica ineludible», mal que le pese a los «mercocríticos».
  

Amorim citó como prueba de esos avances la reciente adhesión de Venezuela al Mercosur, cuestionada por haberse pactado sin definir las modalidades de adaptación de Caracas a las reglas comunitarias y por haber dado un palco a las diatribas del presidente Hugo Chávez contra Estados Unidos.
  

Una situación que no debería reiterarse con Bolivia, que también manifestó su voluntad de adhesión, para la cual en esta cumbre se formará un grupo de trabajo encargado de estudiar el proceso, según adelantaron fuentes brasileñas.
  

Chávez, que el mes pasado dijo que el Mercosur «no sirve», llegó a Rio con una declaración que buscaba al mismo tiempo serenar los espíritus sin abandonar su tono combativo: «No vine a ideologizar ni envenenar o contaminar al Mercosur, lo que nos contaminó de muerte es el neoliberalismo», afirmó.
  

Según Amorim, el ingreso de Venezuela reforzará en particular la integración energética y la proyección de los demás socios hacia el Caribe.
  

Al mismo tiempo que resaltaban la importancia de Chávez para el bloque, las autoridades brasileñas ponían paños fríos a uno de sus proyectos emblemáticos, la creación de un Banco del Sur.
  

Tanto Amorim como su colega de Hacienda, Guido Mantega, y el presidente del banco estatal de fomento BNDES, defendieron en cambio el fortalecimiento de mecanismos existentes como la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el del propio BNDES.

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