El merengue, la identidad nacional con escasa difusión radial en República Dominicana

El merengue, la identidad nacional con escasa difusión  radial en República Dominicana

Reynaldo Hernández.

La falta de difusión del merengue en las estaciones locales impide que su sonido sea concebido por los inversionistas como una verdadera industria de la música, afectando el proceso de relevo generacional necesario para consolidarse en el mercado.

Pese a dos años de buenas noticias el género por excelencia de los dominicanos, aún se mantiene con el bloqueo radial. Entre los nuevos logros se encuentran la creación de la Asociación de Merengueros Siglo XXI, entidad dirigida por la leyenda viviente Johnny Ventura, con la misión de elaborar iniciativas que impulsen la música de la identidad nacional. Además el merengue fue reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, en el marco de sus más de 162 años de historia.

Se le suma el anuncio del utilizar el merengue como marca país en playas extranjeras por el Ministerio de Relaciones Exteriores, sin embargo la semana pasada dos estaciones con una programación basada en merengue emigraron a otros ritmos. La de mayor importancia fue la tradicional Supra FM, la cual cambia de nombre a Top Latina 1017.Ahora se renovará con un sonido más urbano.

No es la primera ocasión que el merengue es golpeado, el merenguero Jossie Esteban realizó cambios drásticos en la programación tropical de Manía 92.9 FM, al nombrarla Pura Vida, así como cambiar su contenido a cristiano en junio de 2009. Sin embargo mantuvo a Súper Q (100.9) bajo el mismo formato urbano secular. Luego Radio Universal 98.1 FM, caracterizada por difundir la música popular por más de 40 años en la capital, es transferida a un grupo adventista.

Jóvenes talentos del merengue, encabezados por Rafely Rosario, Darling Madé, Eddy Manuel, Miguel Ángel, Eddy Rafael, Divas By Jiménez, la hermosa Tueska, entre otros, han presentado serias dificultades para posicionarse en el gusto popular, como consecuencia del poco apoyo de propietarios de emisoras y programadores.

República Dominicana con al menos 319 emisoras, es el país como más medios de este tipo en comparación con su cantidad de habitantes, pero tristemente no cuenta con una frecuencia dedicada exclusivamente al merengue. En ese contexto difícilmente los jóvenes puedan sentirse atraídos por el ritmo de la güira y la tambora.

La poca difusión del merengue en las estaciones locales ha sido tema de debate por estudiosos de nuestra música, periodistas e intérpretes, luego de su gran auge desde principio de la década de los 70s hasta inicios del nuevo milenio.

Ramón Orlando Valoy, destacado arreglista y director de orquesta, sugirió la utilización de las estaciones del Estado para la transmisión de merengue. En cambio otros propician la creación de una legislación de fomento al género como ocurre con la ley de cine.

Una de las virtudes del merengue en comparación con otros géneros musicales es la utilización de diversos instrumentos para brindar un producto con frescos colores, sin embargo dicho proceso eleva el precio para producir un disco.De acuerdo al cantautor José Virgilio Peña Suazo, realizar una producción de merengue tiene un costo cercano un millón de pesos, sin ofrecer garantías de éxito.

Durante la época dorada, el merengue era concebido como una industria millonaria del disco. La radio fue fundamental para la proyección de las orquestas, las cuales en su mayoría brindaban la oportunidad de desarrollarse a varios cantantes, los cuales más tarde formaban cuenta en solitario. Automáticamente se hacía una sustitución de un intérprete por otro, permitiendo una continuidad generacional que enriquecía más el género, en contraste con la realidad actual donde más del 80% de los merengueros sobrepasa los 40 años de edad.

Las emisoras de Frecuencia Modula (FM) se empezaron a desarrollar sin una programación regular establecida a partir de 1978, panorama que favoreció una mejor proyección del merengue. Además no existían tantos géneros musicales en español y programas interactivos.

De acuerdo al periodista y escritor Fausto Polanco, el mayor auge del merengue se produjo entre los años 1983 y 1986,época donde debutaron más de 50 agrupaciones de renombre y más de mil merengues lograron el éxito en la radio.

Dentro de los principales exponentes se encontraron Fernando Villalona, Álex Bueno, Wilfrido Vargas, Dioni Fernández, Bonny Cepeda, Johnny Ventura, Juan Luís Guerra, Carlos Manuel, entre otros. El soporte económico de la mayoría de las agrupaciones provino del radiodifusor Bienvenido Rodríguez, propietario de Karen Récord, y el cubano-americano Mateo San Martín y su empresa Kubaney, quienes proyectaron los artistas nacionales a los mercados internacionales.

El merengue surgió de la clase más humilde de la sociedad en los primeros años de la República, como una expresión de baile y canto, en principio con letras de doble sentido y denuncias de las problemáticas sociales que molestó a la clase dominante y los sectores aristocráticos. En ese aspecto un grupo de intelectuales encabezados por Manuel de Jesús Galván a través del periódico El Oasis lanzó una campaña de descrédito contra del merengue en 1854.El merengue superó esas dificultades y gracias a este documento se conoce una fecha aproximada del surgimiento del merengue.

El proceso de transculturización a través del uso del internet, la vida desordenada de algunos líderes de orquestas, una radio cada día más capitalista, el surgimiento de otros géneros musicales, y la falta de controles del Estado en referencia a la piratería, favorecieron el cambio del negocio de la música local que alejó decenas de empresarios locales e internacionales del mercado de la música.

Por las razones antes expuestas, es importante que el Estado no solo busque a proteger a los merengueros y la cultura dominicana, sino la industria de la música nacional como producto exportable. Por el momento es importante comprender que ante la negativa de la aprobación de una nueva ley del merengue, es importante que los artistas busquen inversionistas en otros países, como Colombia, Estados Unidos y otros estados de la Unión Europea para financiar sus carreras.