Hoy 
POR CARMEN HEREDIA DE GUERRERO
La profesora, musicóloga e investigadora, Catana Pérez de Cuello y el compositor Rafael Solano, son los autores del libro: El merengue: música y baile de República Dominicana, merecedor del premio León Jimenes en el año 2004.
Con motivo de la VIII Feria del Libro, Verizon Dominicana puso en circulación una nueva edición popular, de menor formato y en blanco y negro, destinando el producto de su venta a la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte).
El libro está dividido en dos partes, la primera: Génesis del merengue, raíces, trayectoria y difusión en el siglo XIX. Corresponde a la profesora Pérez. La segunda: Entre dos siglos, música y músicos del merengue. Del maestro Solano. Introducirnos en la lectura de este libro fascinante, omni-abarcante, es transportarnos al génesis de nuestra historia y recorrer su tortuosa trayectoria de vida primitiva, colonial y republicana, con sus penas y glorias, cantadas y exaltadas.
Cual acucioso zahorí, Catana Pérez, tras la búsqueda de los «orígenes del merengue», escudriña en las fuentes documentadas tras la verdad histórica, y lo hace con inteligencia y pasión sabia, con despejado intelecto, libre de toda posición condicionada, siguiendo los postulados cartesianos por cuanto «nada es verdadero, si antes no se conoce que lo es con evidencia», porque en esa búsqueda consciente, Catana Pérez no sólo va al encuentro de nuestro cadencioso ritmo, va al encuentro de nuestra propia identidad.
La amplia bibliografía que soporta este estudio, nos remite a historiadores, investigadores, folcloristas, músicos y antropólogos, consultados por la autora para elaborar sus conclusiones. Opiniones encontradas muchas veces, coincidentes otras, convergen todas al señalar a la «contradanza» francesa o española, luego criolla, y más tarde, tras su evolución, convertida en «tumba» a principios del siglo XIX, como los ascendientes del merengue, expresión musical híbrida, que nos identifica como pueblo.
Catana Pérez de Cuello logra armonizar en un ideal estético, una hermosa y fluida prosa que mantiene cautivo al lector; su condición de educadora musical por excelencia y su dominicanidad, se manifiestan a través de estas páginas esencialmente didácticas, en las que deja asomar su espíritu elevado, de artista consagrada.
El maestro Rafael Solano, en la segunda parte del libro, no ha pretendido hacer una antología del merengue, sin embargo, en su amplia exposición recoge los rudimentos de la música naciente y su trayectoria, y exalta a los músicos que plasmaron e hicieron realidad nuestro ritmo nacional.
De forma amena, con una narrativa bien construida y mejor fundamentada, Solano enfoca el decurso del merengue, desde Juan Bautista Alfonseca, pasando por Ñico Lora, Luis Alberti, Papa Molina, Antonio Morel, Johnny Ventura, hasta Juan Luis Guerra, señalando las diferencias musicales entre los hacedores de merengue de ayer y hoy. Los últimos cincuenta años de la historia del merengue que nos narra Rafael Solano, son también parte de nuestra propia historia, por lo que tenemos referencias análogas. Bailamos en fiestas infantiles y de adolescentes los cadenciosos merengues de Luis Alberti, disfrutamos de la maravillosa «luna» en el hotel Jaragua, y del nuevo entonces pimentoso merengue de Antonio Morel, y aun hoy, nos entusiasmamos con Juan Luis Guerra.
De igual manera que al maestro Solano, nos preocupa el derrotero de nuestro ritmo, asombrándonos muchas veces al escuchar lo que hoy se toca como merengue. Sabemos que no escucharemos más el ritmo acariciante del viejo merengue, efectivamente todo cambia, es la dialéctica de la vida, pero no podemos evitar añorar por siempre esos tiempos lejanos que no volverán. Sin embargo, al igual que el maestro, albergamos la esperanza de que mientras suene una tambora, una güira y un acordeón, aun con sonoridades diferentes, habrá merengue.
Catana Pérez de Cuello y Rafael Solano, con este libro, hacen un aporte invaluable a nuestro acervo cultural, a la dominicanidad, porque «El merengue: música y baile de la República Dominicana» es un documento, un referente obligado, para los investigadores, historiadores y folcloristas de nuestro país.
