El método de las encuestas

El método de las encuestas

Con las encuestas ocurre lo que con la ropa: al principio la ropa se usaba para cubrirse, ahora se usa para mostrar lo que antes se cubría. Las encuestas se usaban para medir simpatías, ahora se usan para estimular simpatías. Pero lo interesante son los métodos que se utilizan, cosa que acabo de descubrir en las carreteras.

Mucha gente se pregunta porqué habiendo tantas encuestas uno nunca ve a nadie encuestando ni es encuestado tampoco. Se debe a un asunto de cambio en la metodología. Las empresas encuestadoras, que antes buscaban la causa por el efecto, ahora propician el efecto para que haya una causa, o más bien, un resultado. Cosa que les viene de perlas a los constructores de vallas publicitarias.

Según mi descubrimiento, las empresas encuestadoras ya no necesitan encuestar a la gente, simplemente arrancan por la carretera y van contando las vallas de los diferentes candidatos, suponiendo “científicamente” que las vallas representan la simpatía del conglomerado humano que habita la región.

Por ejemplo, corriendo por la carretera Duarte en dirección norte sur, entre Bonao y el kilómetro 9 (a la entrada de Santo Domingo), conté las vallas publicitarias de los actuales candidatos presidenciales y obtuve el siguiente resultado: Leonel Fernández 26 vallas; Hipólito Mejía 12 vallas; Eduardo Estrella 8 vallas. Otras vallas variadas publicitaban empresas como Verizon, Pepsi cola, Castrol y Pinturas Tropical, que para el caso representan al voto indeciso.

Haciendo el cálculo porcentual tenemos que Leonel tendría el 52% de las vallas, Hipólito el 24%, Eduardo el 16%, y los indecisos el 8%. Así podemos tener la opinión de los votantes entre Santo Domingo y Bonao. Método más fácil, funcional y rápido no puede existir.

Imaginamos que para la curva final de la campaña los candidatos arreciaran la colocación de vallas para influir en las encuestas, y los encuestadores encuestarán más para influir en los votantes.

Mientras tanto tenemos otros numeritos. Las vallas grandes que contamos en la carretera cuestan RD$700,000.00 (setecientos mil pesos cada una). Tenemos entonces que Leonel ha gastado en sus 26 vallas 18 millones doscientos mil pesos; Hipólito ha gastado 8 millones cuatrocientos mil pesos; y Eduardo ha gastado 5 millones seiscientos mil pesos. Entre los tres, 32 millones doscientos mil pesos, solamente en vallas entre Bonao y la entrada a Santo Domingo.

[b]Para el gusto se hicieron los colores[/b]

Ahí están, listos para su elección, con los colores más difundidos en la presente campaña electoral. Sólo les falta una frase publicitaria que pudiera ser una que hemos oído tantas veces: “Mátese usted mismo”, o también: “Métase usted mismo”, da igual. A fin de cuentas la voluntad de la gente ahora depende de la publicidad y los colores: ¡Beba! ¡Coma! ¡Vote! ¡Compre!.

La vista de ataúdes siempre a ocasionado en la gente cierto escalofrío. Incluso hay gente que se resiste a elegir un cómodo, fresco y confortable ataúd, del color de su preferencia, solamente por creer que se está “anunciando”.

En ese sentido las empresas de pompas fúnebres (valga decir funerarias), han fallado en materia de publicidad. No han sabido conquistar el gusto de la población por determinados detalles relacionados con el buen y último descanso. No han conectado por ejemplo , el gusto de la seda en vida con el contacto con la seda para siempre. O no han “eternizado su aroma favorito”, digamos, por ejemplo: “Chanel No. 5 es para siempre… y aún para después”, publicitando un ataúd rosa, con encajes aterciopelados y aromatizado con este perfume. Incluso nombrando al ataúd con el nombre de la famosa Cocó.

La verdad que hay falta de iniciativa en lo la última morada. Los egipcios nos llevaban una ventaja increíble, puesto que sus preparativos no permitían la corrupción de sus muertos favoritos.

Yo creo que puede ser un buen negocio ofertar la momificación aromatizada y confortable con un slogan como este: “Enterita para siempre, perfumada para siempre, fresca para siempre… por si acaso, nadie sabe”.

[b]¿Y para qué son estos cambumbos?[/b]

Una cantidad de cambumbos como éstos han sido colocados en las carreteras. Como puede verse, son una especie de paralelepípedos con patas, o palafitos hiperbólicos, cuya aplicación no está definida. Alguien me dijo que vio en algún medio de prensa que serían utilizados para alojar personas.

Estos elevados cajónicos están construidos con tolas metálicas. Pudiera tratarse de cárceles temporales que a la vez sirven como ablandadores de actitudes, puesto que a quien meten en un cambumbo de esos con el sol entre las 11:00 A.M. y las 5:00 P.M. confesaría la autoría del 11 S o cualquier cosa que le pidan.

Es posible que se trate de “unidades de recuperación rápida” para personas en shock, desmayadas o con síntomas de hipoglicemia. Para esos caso se mete a la persona en una camilla (o acostada en el piso) y se comienza a golpear el cajón metálico con par de piedras por varios lados. El “efecto campana” hará recuperar al paciente más rápido que un electroshock, quien saldrá del artefacto totalmente recuperado, listo para lanzarse al mar si es necesario con tal de que no lo metan de nuevo al artilugio metálico.

Ahora, pudiera ser que se trate de un ensayo para la distribución gratuita de agua caliente para cuando venga el invierno, almacenándola en botellones en el interior y encargando al sol y a las planchas metálicas de calentarlas casi a punto de ebullición. O quien sabe, tal vez sea para asar batatas al por mayor.

[b]Más sobre el gas[/b]

Para que usted vea. Mire otra ventaja que ha traído el hecho de la liberación del gas subsidiado que ahora lo compran todos los choferes públicos. Ahora ha crecido el negocio del carbón vegetal, seguramente porque los ricos ahora quieren de nuevo cocer sus comidas en carbón, porque se mantiene mejor el sabor.

Porque no es cierto que el carbón se esté trayendo para los pobres ¡qué va gallo! Los pobres están recibiendo gas subsidiado, el que comparten amable y solidariamente con los choferes públicos de carros y minibuses.

Y así, debido a que los ricos ahora cocinan con carbón por razones gourmets , seguramente el negocio del carbón está llenando necesidades importantes, porque ha dinamizado su comercio y muchos más padres de familia han encontrado el sustento de sus hijos (está sonando un violín) mientras crecen sus posibilidades de mejor calidad de vida (sigue el violín sonando) y el desarrollo del país etc., etc. etc.

Dentro de poco ya lo verá usted habrá que hacer campañas para respaldar a los pobres gasolineros que no encuentran el “pan de cada día” porque la gasolina no se vende por culpa del maldito gas subsidiado. Claro que todo cambiará, porque luego serán las amas de casa las que comprarán gasolina para cocinar porque todo el gas subsidiado ya solo llegará a los choferes públicos y la mayor parte de los vehículos privados. Y ahí comenzará de nuevo todo el asunto… hasta nunca acabar.

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