El Metro

El Metro

UBI RIVAS
El ingeniero Diandino Peña, se presume que en nombre del gobierno, convocó el día ocho del presente mes de febrero una rueda de prensa en la cual expuso el proyecto de construcción de un metro en la ciudad capital con una longitud de diez kilómetros a un costo de US$326.7 mm, es decir, unos RD$10 mil mm, en base a una tasa de 30 x 1.

Una ciudad como la capital dominicana, con un crecimiento desordenado, como lo es todo en nuestro país de nuestros amores, dolores, penas y alegrías, cobijando unos 2.7 millones de individuos del total de 8.5 que somos, es lógico que amerita de una solución extensiva a muchos años, para solucionar el creciente problema de transporte público.

Lo primero es que el llamado «concho» plural, de un vehículo montando y apeando pasajeros por dondequiera, hace mucho tiempo que desde los gobiernos de 22 años del presidente Joaquín Balaguer debieron eliminarse por carreras de taxis y por autobuses, y ningún gobernante se ha atrevido.

Un metro es necesario para desacoplar la densidad del tránsito, que como no hay planeamiento en esa ni en ninguna dirección en nuestro país, para nada, se inscribe dentro de las necesidades a ejecutar para evitar el derroche de combustibles, gomas, piezas de recambio, que usan unos diez mil carros de «concho», y eso sí, eliminarlos a todos y asentar en proyectos de IAD y cobijar en los programas de PROMIPYME a los choferes.

El metro es una necesidad, aunque es evidente que antes claman en orden de prioridades, una palabra hueca en nuestro país, construir más hospitales y aulas, rehabilitar los hospitales existentes y sobre todo, dotarles de medicinas, porque un hospital sin medicinas es una calamidad nacional, como lo son ahora todos.

Un metro es necesario pero antes es menester dotar de ambulancias a por lo menos dos mil capitales de provincias y pueblos que no tienen, o tienen una, y son pocos los que tienen fuera económica para movilizar una ambulancia privada.

Un metro es necesario pero antes es menester ejecutar los rellenos sanitarios de las cabezas de provincias y pueblos principales, empezando por Duquesa en la capital y Rafey en Santiago  de los Caballeros; el primero, impidiendo que pueda operar el aeropuerto internacional Joaquín Balaguer por la cantidad enorme de garzas de Duquesa, y el segundo, ahogando en monóxido de carbono a más de 700 mil santiaguenses. Cada relleno sanitario en la capital y en Santiago cuestan RD$100 mm cada uno.

Un metro es necesario pero antes es menester ejecutar un saneamiento a los sistemas ecológicos gravemente agravados en ex-ríos, cordilleras, costas marinas.

Finalmente el metro de la capital debe de ejecutarse pero únicamente en función de concesión del Estado a una empresa fuese criolla o extranjera, sin el aval del Estado, y que una vez restituída la inversión, la obra pase a propiedad del Estado.

No importa que el metro, en esas condiciones, se construya soterrado o monorriel, porque ya eso es criterio y albedrío del concesionario y/o contratista de la obra.

Esa forma sería la ideal y más ventajosa para el país, pero el metro no se hará así, sino que lo ejecutará el Estado, soterrado, obteniendo un empréstito extranjero, y aunque el PLD no disponga de mayoría mecánica en el Congreso, para eso está el hombre del maletín, y el metro se hará como dice Diandino que se hará, y aguardemos, que todos lo veremos así, porque el país, a la hora nona, nunca ha tenido nadie que lo defienda y por eso no somos país, sino una caricatura de país.

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