El Metro a Los Alcarrizos

El Metro a Los Alcarrizos

En un reciente programa de panel televisivo, un entrevistador preguntó al alcalde de Los Alcarrizos sobre las fuentes de trabajo de la comunidad y sostuvo este que la única era el hospital que lleva el nombre de Vinicio Calventi, donde la política pelea con los méritos profesionales por unos 85 puestos de trabajo.
Acucioso, el panelista le propuso dejar de luchar por tan precarios espacios laborales y hacerlo porque el Estado, su Estado, su PLD, lleve el Metro de Santo Domingo a aquella comunidad convertida en Ciudad Satélite de la Gran Metrópoli.
Si lo lograra, dijo del alcalde, será el reino mismo de los cielos: la reelección perenne. Viene al caso el recuerdo, porque en lo que aquel alcalde de Los Alcarrizos definía como la única fuente de trabajo de la comunidad, el hospital Vinicio Calventi, se desarrolla desde hace meses una reclamación penosa de parte del cuerpo médico, quienes afirman que en esas instalaciones apenas es posible ofrecer servicios de consultas y emergencias.
El Gobierno central, que privilegia los gastos del Teleférico, porque es un proyecto suyo, en detrimento del Metro, que es un proyecto de Leonel Fernández, no aprecia lo que significaría para su propia gestión resolver lo que es salir de Santo Domingo o llegar a él en las horas pico, cuando se pretende tomar la carretera Duarte o salir de ella para llegar a la ciudad.
Ello no solo afecta a la comunidad que mueve su población laboral completa todos los días hacia y desde sus hogares, sino que ahoga todo el movimiento de los que salen o entran a las mismas horas con otros destinos u orígenes más largos o cortos.
¡Con lo simple que puede ser la solución!
En los sistemas de transporte conocidos como Metropolitanos, abreviados Metro, los costos mayores son las maquinarias, el sistema eléctrico, las excavaciones y los elevados, siendo las expropiaciones un elemento a evitar por excelencia, de ahí la preferencia del subterráneo.
En el caso de la ruta hacia Los Alcarrizos, desde el Km. 9 de la Carretera Duarte, 8 Kms. sin estaciones intermedias, es obligado sumergirse bajo la tierra en su tramo inicial, pero desde la Av. Isabel Aguiar puede obviarse el subterráneo y avanzar sobre la vieja carretera alrededor de la cual se ha sobrepoblado la zona, pero la angosta y vieja ruta, que es propiedad del Estado, permanece con capacidad suficiente para llevar por elevados hasta el destino final.
Y, con el mismo criterio, llegar después hasta Santiago, porque en los tramos existentes de la misma vieja carretera se pueden apoyar los soportes de los elevados, sin excavaciones, con mínimas expropiaciones. Si eso no se aborda ya, todo, hasta Santiago por lo menos, y se sigue fomentando la importación de vehículos para el equilibrio presupuestario, dentro de poco habrá que abordar la duplicación de la Carretera Duarte actual, y ahí sí que pica el gas.

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