El metro, ablandando la opinion pública

El metro, ablandando la opinion pública

POR DONALD ROWLAND
En el transcurso de la recién finalizada semana, tuvimos el placer de ser invitados a participar como espectador en una de las sesiones que a favor de la construcción del Metro de Santo Domingo viene llevando a cabo su Director y Secretario de Estado el Ingeniero Diandino Peña.

Luego de presenciar la maestría y el dominio con que este maneja los aspectos técnicos que conciernen a esta obra no cabe la menor duda de que el esfuerzo se constituye en el más grande proyecto de Relaciones Públicas que se ha implementado hasta ahora en nuestro país, cuyo objetivo pretende derribar en lo posible las barreras de opinión que se han interpuesto en el camino hacia su consecución.

Si bien el arsenal de argumentos a favor de la construcción de esta obra es formidable y en cierto modo convincente, no es menos sólido el grosor de la barrera de razones contrapuestas a las pretensiones de llevarla a cabo en este momento y circunstancia de la vida social y económica del país.

Entre los puntos centrales extraídos de su arsenal de argumentaciones el promotor de la obra expuso que el país se ahorrará 375 millones de dólares con la construcción del metro y la ciudadanía tendrá un transporte más seguro organizado, eficiente, cómodo y barato. (Nótese lo afirmativo de los términos subrayados).

Otro argumento válido se orientó hacia destacar el barril sin fondo que ha constituido el obsoleto recurso empleado por los sucesivos gobiernos durante décadas, mediante el cual el Estado ha invertido, sin resultados, 700 millones de dólares en compra de autobuses y minibuses en procura de resolver el problema del transporte sin lograr resultado positivo alguno.

Desde el punto de vista económico aseguró que un millón y medio de personas utilizan el transporte tradicional y que un usuario se gasta de esa cantidad el 25 por ciento de su salario para llegar a su trabajo. «Es decir, que una persona que gane cuatro mil pesos invierte en pasaje mil pesos para poder llegar a su trabajo».

En la exposición no faltó la referencia a un tema que se relaciona con las preocupaciones de la modernidad y el medio ambiente al afirmar que con la construcción del metro el país podrá integrarse al sistema global que plantea el protocolo de Kyoto, de reducir el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera.

La riqueza de los estudios técnicos presentados, sin embargo, hicieron posible resaltar la falta de un adecuado estudio sociológico y psicológico desde la perspectiva del usuario y el impacto de la obra en el comportamiento y la conducta de este frente a la oferta final de este nuevo servicio.

Las razones que constituyen la barrera opuesta a estos argumentos, por otro lado, son simples pero contundentes y tienen que ver con las precariedades por las que atraviesa la economía de la nación, y la falta de recursos para atender las necesidades básicas de la población, como la salud, alimentación y educación necesidades, que en términos prioritarios requieren inmediata solución.

El director del Metro sostuvo que éste es un proyecto coherente con la política de modernidad del gobierno que encabeza el doctor Leonel Fernández, quien en su opinión, ha querido solucionar éste problema. Ese interés se evidencia en la ciclópea labor de relaciones públicas que persigue ablandar la resistencia y atraerse la mayor cantidad de buena voluntad de la opinión publica ante el propósito de llevar a cabo la construcción del megaproyecto del Metro de la Capital, el cual con unos 10 kilómetros de longitud en esta primera etapa se plantea como el inicio a la solución de los enormes problemas del tránsito en nuestra ciudad.

d.rowlan@verizon.net.do

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