El Metro de Santo Domingo en los tiempos de coronavirus

El Metro de Santo Domingo en los tiempos de coronavirus

Metro de Santo Domingo.

Era la 1:30 de la tarde y al llegar al Metro de Santo Domingo se percibía desde su entrada un silencio ensordecedor. Aquel mutismo anunciaba a todo aquel que llegaba a este transporte público que República Dominicana atraviesa las secuelas del COVID-19.

Asientos vacíos, escasa afluencia de personas y un ambiente frío por la ausencia del calor humano que se esparce por la aglomeración de personas, como solía ocurrir, era lo que se distinguía al abordar uno de los vagones en la estación Ercilia Pepín, en la avenida Venezuela.

Segundos después de estar adentro, escuché el sonido que anuncia el cierre de las puertas. Una vez allí, percaté en fracciones de segundos que aquel silencio se extendía de forma dominante hasta en sus pasillos.

Al mirar de forma panorámica, noté cómo varias personas se protegían con mascarillas y guantes. Era como una serie sacada de Netflix, sin embargo, se trataba de una realidad que afecta a nivel mundial.

Hasta el momento existe un total de 207,000 casos confirmados de coronavirus y más de 8,600 muertes en el mundo, según la agencia internacional EFE, que redactó un artículo tomando datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pasado cinco minutos, alguien a mi mano izquierda, sentado en el primer vagón del tren, tosió. Aquel sonido seco, supuso para mí tres cosas: resfriado común, influenza o coronavirus.

Al percatarme de la reacción de quienes lo miraron, pude llegar a la conclusión, que al igual que yo, muchos podrían estar cuestionándose la misma interrogante.

En aquel momento saqué el celular de mi cartera que colgaba en mi hombro izquierdo, presioné el botón de menú para ver la hora en la pantalla táctil. 1:45 de la tarde y varias personas entran al vagón.

Pensé para mis adentros: “Increíble, las personas se han acatado a las medidas impuestas por el presidente Danilo Medina. Pocos son los que se ven en las calles y en el transporte…”

La voz gruesa e imperante del locutor del Metro, quien anunciaba la siguiente parada, interrumpió mis pensamientos e inmediatamente me percaté que debía disponerme a abandonar el espacio.

Inmediatamente me paré y, sin agarrarme de ninguno de los tubos, comencé a caminar hacía la puerta. En esta ocasión no presioné el botón porque las puertas se abren de forma automática para evitar la propagación de este virus.

De forma cautelosa subí la escalera eléctrica, sin tocar la barra. Salí de la estación y me dispuse a caminar hasta llegar a mi lugar de trabajo. Una vez en el periódico Hoy fui al baño, me lavé las manos y comencé a redactar lo que en varias horas estarán leyendo en la plataforma virtual.

Las últimas informaciones oficiales sobre el coronavirus en el país dan cuenta de dos muertos, 34 pacientes infectados y 61 personas en aislamiento hospitalario.

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