Fue durante la dictadura de Lilís (Ulises Hereaux, 1881-1899) que la República Dominicana disfrutó del primer sistema de transporte público de trenes, cuando se construyó el Ferrocarril Central Dominicano con estaciones en Santiago, Puerto Plata, La Vega, Sánchez y Samaná.

Apenas habían transcurrido tres décadas y media desde que, en 1863, entró en servicio en Londres el Metropolitan Railway, un ferrocarril subterráneo con tracción a vapor. La palabra metro, término genérico que designa actualmente este medio de transporte, es la  abreviatura española del término inglés «metropolitan». Después de Londres, entraron en servicio metros en Nueva York (1868) y Chicago (1892)

Ajusticiado Lilís, el ferrocarril dominicano se extinguió, consecuente con la crisis económica,  política, social y moral subsiguiente, que trajo la intervención militar extranjera, la luenga dictadura trujillista y el  turbulento periodo democrático posterior.

Transcurriría más de un siglo antes que el Presidente Leonel Fernández decidiera estrechar la brecha entre el atraso y la modernidad,  disponiendo contra toda lógica la construcción de las dos primeras líneas del Metro de Santo Domingo, una obra magnífica que ha embellecido el entorno urbano de la capital y se prefigura  determinante para la solución del grave drama del transporte publico.

El Presidente Danilo Medina ha decidido continuar esa obra extraordinaria, ampliándola  hasta el municipio Santo Domingo Este, una región que alberga a más de un millón de personas y para la cual  el Alcalde Juan de los Santos, del partido de gobierno, ha realizado una labor reconocida por toda la comunidad, que lo eligió en el año 2004 y lo ha reelecto consecutivamente hasta el 2016.