LUIS LÓPEZ TALLAJ
Quizás formo parte de un selecto núcleo de dominicanos que ha tenido la oportunidad de transportarse en los Metros de Nueva York, Tokio, Río de Janeiro, Madrid y Barcelona, y hasta en el famoso Tren Bala del Japón. Numerosos sectores de la vida nacional se oponen a la inminente construcción de lo que consideran obra suntuosa, alegando que aún no están resueltas “nimiedades” como la educación, el servicio energético y la seguridad ciudadana, por sólo mencionar unos cuantos. Quizás no merezcan la atención de las autoridades, ya que sólo un 65% de los maestros de escuela están en capacidad de impartir docencia, y el 68% de la producción de energía es hurtada.

He auxiliado a dominicanos residentes en Barcelona, los cuales por su baja instrucción, no saben comprar un billete en el cajero automático de la estación, cosa que no pasará en Villa Mella, donde de seguro habrán varios morenomáticos que facilitarán el transporte a quienes deseen disfrutar de un suculento chicharrón en dicha urbe, la cual estamos seguros disfruta de todos los “servicios básicos”. No podemos negar que el país avanza a pasos acelerados cual nación desarrollada. Hemos pasado de las cuestionadas fundas colorá’s a las tarjetas de Solidaridad, del Cuenta Avos a las PC, aunque en muchas escuelas se sienten en bloques en vez de pupitres, llueva adentro o carezcan de letrinas.

Creamos nuevas provincias periódicamente para disponer de más puestos electivos. Cada vez más los dominicanos residentes en el exterior disponen de una cantidad récord de funcionarios diplomáticos y consulares, superando con creces a las grandes potencias, teniendo hasta Secretario de Estado de Ultramar que supervise a nuestras colonias, y subsecretarios de otras carteras en el exterior. Al paso que vamos no ha de sorprendernos que en los próximos meses se instaure una monarquía en el país, y aprovecho la oportunidad para solicitar al señor Presidente, quien de seguro leerá este artículo, que me tome en cuenta. Deseo ser el primer miembro de la monarquía dominicana, siendo designado como el Conde Nao I de Gurabo.