ANTONIO PEÑA MIRABAL
El proyecto reeleccionista en el Partido de la Liberación Dominicana, PLD, está utilizando una estrategia política-publicitaria que tiene por objeto crear desmotivación en quienes están apoyando las aspiraciones del licenciado Danilo Medina. Decir que el presidente Fernández tiene un 90% y Danilo un 10%, es una mentira burda, lo mismo que el socorrido 80-20. Con esa estrategia se persigue dar la sensación de que Fernández está ganando mucho a poco, lo que es desmentido por la realidad de los hechos.

Si las cosas estuvieran como dicen los reeleccionistas del PLD, el presidente Fernández no hubiese tenido la necesidad de cancelar y denigrar peledeístas seguidores del licenciado Danilo Medina en el tren gubernamental. Tampoco fuera necesario cuestionar a los presidentes de comités de bases al momento de retirar sus cheques con las dependencias públicas, respecto a sus simpatías en la contienda interna. Podríamos mencionar decenas de situaciones que delatan la falsedad del 90-10 ó de 80-20, pero eso puede ser en otra entrega, porque por el momento lo que deseamos analizar es la intimidación como arma política.

Esa estrategia puesta en marcha va dirigida también a persuadir a la sociedad de que el candidato presidencial del PLD debe ser el presidente Fernández y que debe ganar ese proceso con una alta votación, lo cual le crea una situación difícil a la organización, porque la realidad es otra. La arrogancia del 90-10 y el 80-20 es la que en pueblos como el nuestro se origina en el ejercicio del poder, y cuando es utilizada para condicionar la voluntad de subalternos asalariados constituye una flagrante violación al derecho a disentir, por lo que se convierte en un acto antidremocrático. El uso de métodos intimidatorios para lograr “adeptos” nunca había sido utilizado en el PLD, porque contradice la naturaleza democrática de esa organización.

La campaña publicitaria del miedo para promover al presidente Fernández, es otro indicador de que las cosas no están en el PLD como dicen los reeleccionistas. La utilización del color negro sobre fondo blanco, buscar fijar en el subconsciente del receptor del mensaje que se está promoviendo. El negro es el color del miedo, con lo que se trata de intimidar a los peledeístas que reciben esta publicidad. De igual forma las expresiones que se están utilizando en esa campaña que promueve al presidente Fernández, son también portadoras del mensaje del miedo. Cuando se utiliza la consigna “Solo se gana con Leonel” o “No inventen…”, lo que se trata de comunicar es que sino es ese el candidato, el PLD perderá el gobierno, porque según los reeleccionistas, solo el presidente Fernández garantiza el triunfo, lo cual es una burda manipulación de la realidad.

Se busca condicionar por defecto la voluntad de cientos de miles de peledeístas que tienen como base de sustentación económica un puesto en el gobierno.

El graffiti, otro elemento de la campaña del miedo, conocido como el arte callejero (elemento contradictor con la figura regia que exhibe el presidente Fernández), está vinculado a la cultura del Hip Hop, movimiento surgido en los años 70 en las comunidades afroamericanas de los barrios neoyorkinos del Bronx, Queen y Brooklyn. Está muy vinculado a la juventud y aunque el mismo es una expresión artística que pone de manifiesto el espíritu liberal de este segmento social, es practicado en medio de la nocturnidad, en un ambiente caracterizado por la asechanza, la clandestinidad y el anonimato, elementos comunes a ambientes donde predomina el miedo.

Nunca imaginé que los que promueven en el PLD la reelección del presidente Fernández, se vieran en la necesidad de utilizar artificios, denigrar compañeros de gobierno y partido, cancelar peledeístas, presionar simples trabajadores gubernamentales, etc., para conseguir el apoyo para el próximo 6 de mayo. Esas prácticas antidemocráticas deterioran la imagen partidaria frente a la sociedad e iguala al PLD a los demás partidos del sistema. Crea fisuras internas que en el futuro inmediato pueden afectar la cohesión necesaria para enfrentar a los verdaderos adversarios a derrotar el 16 de mayo del próximo año.