El miedo: perverso recurso de campaña

El miedo: perverso recurso de campaña

El pastor Molina y el presidente Medina han recurrido al uso desaprensivo y abusivo del miedo como recurso de campaña electoral. El primero aterroriza a los creyentes para que no voten por Faride Raful, por las posiciones políticas de esta y el segundo recurre al miedo para que aquellos que de alguna manera están en la nómina del gobierno se sientan obligados a votar por los candidatos del PLD. Con su actitud, el pastor pervierte la función de su iglesia y el presidente, con la suya deprava la investidura presidencial del país. Son ésas, las actitudes que, en parte, contribuyan a la pérdida de feligreses de determinadas iglesias y de fractura entre sociedad y política, además, que mucha gente exprese su interés político o religioso fuera de las iglesias y de los partidos.
El pastor Molina, en nombre de una malhadada fe, hace campaña política contra una de las figuras que con el mayor sentido de responsabilidad personal/institucionalidad y de honestidad ejerce su función de legisladora. La que con mayor inflexibilidad, valentía y pruebas en manos, combate los tantos actos de corrupción del presente gobierno y la que hace honor al eslogan del partido español Izquierda Unida que dice: “ La educación a las escuelas, la religión a las iglesias”. Pues ella recoge el sentimiento de vastísimos sectores de la población, creyentes y no creyentes/confesionales, que entienden que las escuelas deben respetar las creencias o no creencias, religiosas o políticas de sus alumnos.
Todo el mundo tiene derecho a propagar su credo, pero el ejercicio de un derecho tiene ámbitos, formas y momentos que deben considerarse para no lesionar el ejercicio de otros derechos. Llamar a votar en contra de una persona por sus posturas frente a un tema religioso o de opción sexual, que son opciones estrictamente de la esfera privada, constituyen una intolerable violación a derechos que son institucional y rigurosamente respetados por políticos y religiosos (entre los que encuentra el papa Francisco) de toda sociedad cimentada en los valores esenciales de la democracia. El caso del presidente Medina, es además de burdo, un acto de desparpajada impudicia, de corrupción política y de atropello a la dignidad de amplios sectores sociales.
Burdo porque al decir que el PLD tiene una estructura que le permite saber durante la votación, quién ha votado o no en una mesa electoral, oculta la verdad de que esa “estructura”, no es más que el padrón de electores, que también la tienen todos los partidos de la oposición. Danilo quiere atemorizar a algunos incautos, sobre todo empleados públicos o inscrito en uno de los muchos “planes de ayuda”, haciéndole creer que el PLD sabrá quién votará o no por ese partido, una burda mentira. Con ella, sin guardar forma o escrúpulo, trata de corromper el ejercicio del voto recurriendo al miedo, aterrorizando al votante. Una forma de compra de voto, un delito electoral.
Medina sabe que los números de las encuestas indican que perderá las elecciones municipales y que su penco candidato presidencial camina hacia una indetenible y aplastante derrota. Sabe que esta vez, dado el trabajo de la oposición en sus diversas expresiones, no podrá mandar sus subalternos a la JCE para obligarla plegarse a sus designios, como quisiera. Este pueblo ha perdido el miedo, votará a conciencia, sacará del poder al PLD y defenderá su voto con todas sus fuerzas. Sin importar precio y medios.

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