El milagro económico del siglo XXI

El milagro económico del siglo XXI

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Las administraciones reformista y peledeísta de los últimos 10 años del siglo XX nos acostumbraron a cifras notables de crecimiento económico. La mejoría de la situación social se notó en cómo proliferaban las inversiones, aumentaban notablemente las importaciones, el desempleo era inferior al 14% y el país se presentaba ante el mundo como un milagro económico, comparable a las cifras que ya comenzaban a registrar China y otros gigantes asiáticos, incluida la India y Vietnam.

Esos índices de crecimiento, superiores al 7% durante la década, se sostuvieron por inercia durante los primeros dos años del siglo XXI, para luego, en el 2003, caer estrepitosamente, cuando una desacertada política económica de endeudamiento externo, corrupción rampante y de permisibilidad delincuencial financiera que hicieron colapsar al país, para ver crecer la inflación por encima del 40%, derrumbarse el PIB a menos del 1% y un aumento notable del desempleo, y en consecuencia más dominicanos saliendo en yolas para Puerto Rico.

La economía en el 2004 no presentaba el mejor cuadro para una recuperación rápida. Todos los pronósticos para la nueva administración peledeísta, que se inició en agosto pasado, apuntaba que era un sendero lleno de grandes escollos, muchos de ellos insalvables, frente a la necesidad de acudir de nuevo al FMI, después que éste había sido engañado dos veces por el gobierno perredeísta del 2000 al 2004.

El gobierno peledeista colocó todos sus huevos de la acción en la canasta de la recuperación económica, frenando abruptamente el derrumbe económico que se venía registrando, acordando un nuevo acuerdo stand by con el FMI, produciendo aumentos dolorosos en los impuestos y logrando reducir la tasa de cambio a los niveles estables del 29 por 1 desde un 42 por 1 que era en agosto pasado; hoy, casi nueve meses después, se pueden ver los resultados positivos, pero con la queja mayor de los dominicanos de que no hay circulante en las calles y el comercio se encuentra paralizado.

También el CONEP se unió a esas quejas de cuestionar esas nuevas cifras, atacando al gobierno de que había desatado una cacería fiscal con una gran voracidad para recaudar más dinero, en momentos que la evasión a niveles empresariales se denunciaba que estaba muy alta, ya que la mayoría de los ejecutivos y sus dueños de empresas reportaban salarios menores de $20 mil pesos mensuales, que están exentos de impuestos.

El CONEP, con esa denuncia de voracidad fiscal, intentó frenar a Impuestos Internos para que no prosiguiera con sus indagatorias para detectar las evasiones, no solo en la renta personal, sino en el ITBIS, de manera que se lograra una reducción de esos niveles de evasión, como se obtuvo en marzo pasado, en que las recaudaciones superaron los $15 mil millones de pesos para así garantizar la cobertura de los estimados de ingresos en el presupuesto de la nación.

El que se lograra un crecimiento del 4% para el primer trimestre del año superó cualquier estimado optimista se realizara, e hizo despertar las dudas de la veracidad de tales cifras, pese a que la contundencia de datos irreversibles destacaban que se estaba frente al hecho de que el gobierno se apegó a estrictas medidas de austeridad económica, superando los temores de que la economía iba a travesar un difícil período de estrecheces y de estar en cuidado intensivo por largo tiempo.

Indudablemente que la economía dominicana, pese al respaldo subterráneo que procede de las remesas, posee una gran vitalidad, en que los negocios lícitos están dando muestras de fortaleza económica y contribuyendo, cuando la gente cree en sus autoridades, a generar confianza, estimulando inversiones y más empleos. Así se ataca de frente al problema visceral de las altas tasas de desempleo, que muchas veces son irreales, debido a la peculiar forma que tienen muchos dominicanos de ganarse la vida, ya sea con el chiripeo o jugando dominó bajo las matas de un parque esperando las remesas que les llegan del exterior.

El Banco Central ha aportado datos interesantes para que se tengan cifras de base para darnos cuenta, que si bien no ha habido un derroche de dinero en circulación, al menos hay factores que indican que la economía está en marcha, apuntando hacia un futuro más promisorio, siempre y cuando las autoridades políticas no se atemoricen y no se dejen atrapar en su flema inglesa de no hacerle caso de inmediato al problema de conducta que aflora y no estar dilatando la

presentación de los graves casos de corrupción, que esperan sanción, desde los financieros de los bancos quebrados hasta el de los políticos que malversaron los recursos puestos a su cargo cuando fueron gobierno en los primeros cuatro años del siglo XXI.

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