El Ministerio Público, un gran cambio

El Ministerio Público, un gran cambio

Millizen Uribe

En la entrega pasada, compartía con ustedes, amables lectores/as, que en mi opinión el primer gran cambio que ha experimentado República Dominicana es la ciudadanía activa, vigilante y participativa.

Pero adicional a este, otro gran cambio, favorable por demás, es el que está experimentando el Ministerio Público. El precedente positivo de tener frente a esa entidad personas que no tengan militancia partidaria es un paso agigantado.

Para muestra varios botones: las investigaciones judiciales por casos de presunta corrupción y malversación de fondos son hoy día más dinámicas que nunca, comenzando porque son y ya eso es un avance.

Y es que, en el pasado, entidades cívicas como Participación Ciudadana señalaron que cientos de casos de corrupción habían sido denunciados en 20 años de función pública en distintos gobiernos, y que, de 227 casos graves, solo seis tuvieron sentencias definitivas y uno condena, siendo los demás absueltos.

Ahora la realidad es otra. Eriza la piel ver representantes públicos defendiendo el erario, los recursos de todos y todas.

Es interesante ver cómo esas investigaciones, que incluyen actuales funcionarios y hasta los senos familiares de pasados mandatarios, no pueden tacharse de persecución política porque los magistrados (as) no son conocidos por militancias partidarias.

Igual de importante ha sido ver un Ministerio Público crecido en su labor técnica e investigativa, presentando ante la Justicia expedientes robustos que, aunque en función de la presunción de inocencia, deben ser comprobados ante los tribunales, representan ya un paso de avance en comparación con dosieres mostrencos del pasado.

Ahora toca pedir que los procesos se respeten, que no haya vendettas y tampoco, por más gastada que esté la frase, vacas sagradas. Que se persiga la corrupción del pasado, del presente y la del futuro si la hubiese.

De hecho, si otro elemento positivo merece señalarse es la esperanza de que sea este el inicio de la lucha formal contra la impunidad, el fin del “no tirar piedras hacia atrás”, del “dejar eso así” y de “no tocar esas teclas”.

Claro está, este es apenas el comienzo y la vía en sentido contrario ha sido larga y legendaria. Pero si la ciudadanía se mantiene vigilante, participativa y contestaria será capaz de doblegar cualquier voluntad política que intente torcerse y siempre será fuente de apoyo para quienes ya sean en el Ministerio Público, Congreso, Poder Ejecutivo, ayuntamientos o tribunales, quieran hacerlo bien.

Que sepan que no están solos y que al final, aunque paguen altos precios, todo poder es pasajero y a la larga tendrán más satisfacción y dormirán mejor tras haberse colocado del lado correcto de la historia, esa que marca el fin de la impunidad.

Recordemos que Duarte decía: “Sed justos lo primero, si queréis ser felices”.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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