El misterio de la materia oscura, la parte invisible del cosmos

El misterio de la materia oscura, la parte invisible del cosmos

Madrid.– Cuando miramos al cielo, a simple vista parece que ahí fuera solo hay poco más que estrellas, pero lo que estamos viendo es una mínima parte del Universo; el resto, cerca del 85 por ciento de la materia del cosmos, no sabemos cómo es, ni de qué está compuesta- es la materia oscura. S

in embargo, los últimos cálculos de un equipo español de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), podrían acercarnos un poco más a este misterio del universo.

La materia oscura, cinco veces más abundante que la ordinaria (“visible” y compuesta por átomos), existe, se mueve, interactúa gravitacionalmente y, por tanto, tiene efectos sobre las estrellas y galaxias.

Su existencia fue establecida con seguridad en la década de 1970 gracias a diferentes técnicas, pero cuarenta años después los científicos siguen haciendo experimentos para determinar su masa y composición.

Por ahora no saben qué tipo de partícula -o partículas- la componen, pero sí que no es ninguna conocida en la actualidad. Es lo que los científicos llaman el problema de la materia oscura– Hay que ir más allá de lo conocido para explicar la existencia de este nuevo tipo de materia.

Se ha determinado que en nuestro Sistema Solar la densidad de materia oscura está muy por debajo de una partícula por centímetro cúbico, una cantidad que podría parecer ridículamente pequeña pero, si extendiéramos la palma de la mano, la atravesarían unos 7 millones de partículas de materia oscura por segundo.

Sin embargo, la probabilidad de que una de estas partículas choque con alguno de nuestros átomos es extremadamente pequeña, lo que convierte su descubrimiento en una tarea titánica.

Uno de los mecanismos más convencionales y extendidos entre los físicos para buscar esta materia es la llamada detección directa, que consiste en detectar la interacción de estas partículas con los núcleos de ciertos materiales.

“Se colocan grandes cantidades (hasta cientos de kilogramos) de materiales, como el xenón o el germanio, en minas subterráneas y se espera, en un silencio absoluto, a que una de estas escurridizas partículas choque contra un núcleo atómico en el detector”, explicó a Efe, Miguel Peiró, físico de la Universidad Autónoma de Madrid.

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