El mito de las almas gemelas

El mito de las almas gemelas

Enamorarse para algunos puede resultar simple, pero saber mantener una relación y vivir el día a día ¿qué tan fácil o difícil puede ser? En verdad, para los especialistas la respuesta a esta interrogante posee varias aristas, sí tan sólo se toma como punto de partida el hecho de que cada persona es y tiene pensamientos diferentes.

Ante esta situación, los expertos recomiendan que lejos de acatar a ciegas los dictámenes del corazón, cada ente debe manejarse tomando en cuenta aspectos importantes desde la óptica psicológica y científica. De ahí que, lo que puede resultar simple para la generalidad de las personas, para los científicos y especialistas del comportamiento, no.

El escenario está listo. Cupido ha vuelto hacer de las suyas, nuevamente ha lanzado su flecha y ahora lo que resta es descubrir las “intimidades” del flechazo.

Para ello se debe determinar si el amor surgió a primera vista o no, y cuál ha sido la causa del “hechizo” amoroso.

De acuerdo a los psicólogos, si los sentimientos se saben encauzar después del primer impacto visceral, se puede conseguir que el amor llegue a buen puerto y que se transforme en una relación más profunda y duradera. Pero hay situaciones que casi lo condenan de antemano a que no prospere y a que desaparezca tan rápido como ha aparecido.

Aunque en una primera cita no es fácil captar señales de alarma, porque por lo general las personas tienden a autoengañarse y cegarse, lo más aconsejable es prestar atención a la actitud de la otra persona, a lo que hace y dice, efectuar un pequeño análisis, para ver sus pros y contras, las diferencias de aficiones, caracteres y expectativas.

La ansiedad por encontrar a alguien para recuperarse de una mala experiencia, la necesidad de hallar una pareja para aliviar la soledad o planear toda una vida junto a la nueva conquista, son actitudes que llevan a idealizar una relación o persona, la cual dura hasta que se descubre que todo estaba en la propia cabeza.

Hay personas que son más propensas que otras a idealizar una relación y a caer víctimas del flechazo, como aquellas que son dependientes a nivel emocional y están acostumbradas a tener siempre a alguien a su lado.

Particularmente, las mujeres suelen encadenar una relación con otra para no sentirse solas y en el fondo buscan una pareja que les prodigue cariño y comprensión y creen que han hallado a la compañía de su vida, a la primera mirada que cruzan con este individuo. Su nivel de exigencia se reduce ante la necesidad de encontrar alguien con quien vivir.

Para que se comprenda aún más el tema resulta interesante responder estas interrogantes: ¿qué es el amor?, ¿es amor el flechazo?, ¿qué tan perjudicial es la dependencia en una relación amorosa? y ¿qué es mejor, ser dos naranjas enteras o dos mitades?

Para la psicóloga Isabel Menéndez el amor es cuando se vive una pasión loca. La persona, por lo general, vive un estado de plenitud, en el que entran en juego reacciones bioquímicas y ensueños por cumplir. Mientras que, el flechazo es un golpe emocional que altera profundamente y que los protagonistas viven como algo mágico o prodigioso, que les conduce a un estado de sublime bienestar.

De acuerdo a una interpretación psicoanalítica, la extrema rapidez con que se produce el amor a primera vista y la intensidad del encuentro se deben a que se descubre en el otro una imagen que se ajusta a un modelo ideal de persona, que en el fondo responde a lo que nos gustaría ser nosotros mismos.

Así, cada sexo encuentra en el otro lo que no pudo conseguir, el trozo de sí mismo con el cual se completa y al acercarse al ser amado, las tensiones internas se relajan y la ilusión de estar completo le convierte en una persona feliz. El sentido crítico respecto del amado se evapora y se le ve como un dechado de virtudes.

El flechazo tendrá que pasar varias pruebas para que la pasión no se extinga tan deprisa como incendió a la persona: la principal es reconocer al otro tal y como es y no cómo se quiere que sea.

[b]No a la dependencia emocional[/b]

Luego de consolidado el amor es importante actuar de forma inteligente para que ninguna de las dos partes sufra el síndrome de la dependencia.

A juicio del psicoterapeuta, José María Doria, la dependencia emocional es uno de los problemas más agudos en el desarrollo de una relación amorosa. Se puede amar mucho a alguien y sentir que es el ser más maravilloso que se ha conocido, o que tendría un profundo dolor con su pérdida, pero no de ahí a creer que es el único en el mundo, eso se traduce a que está perdido sí por alguna razón lo abandona o muere.

Otro factor también perjudicial en una relación es la co dependencia o dos dependientes juntos: una relación en la que los controles, celos, reproches y enganches de atracción y rechazo, suponen la tónica de las ataduras y apegos.

Las personas co dependientes se basan en el complemento, lo que, en el fondo, refleja la carencia de una parte de la personalidad, y se refleja en el mito de la media naranja.

De acuerdo al especialista el tercer nivel de la relación corresponde a la independencia, la cual se basa en un desarrollo basado en una sensata autonomía emocional, en un vivir sin apegos excluyentes y con capacidad de renovarse y autogestionar los niveles de afectividad e intimidad.

La independencia se fundamenta en el trabajo interior de haber desarrollado e integrado las cualidades que le faltan a la persona para expresar madurez emocional.

En sus relaciones, las personas independientes han superado la manipulación soterrada que suele conllevar la co dependencia, en la cual siente un inconfesable miedo al abandono.

Dos naranjas enteras

Desde la independencia se llega al cuarto nivel, que corresponde a la co independencia, una relación basada en dos personas independientes unidas “dos naranjas enteras” que desde su autonomía e individualidades deciden unirse en el amor.

Estas relaciones suelen iniciarse con espacios físicos diferentes: casas distintas, una situación que se prolonga hasta que deciden vivir una relación de sumas mutuas, sin ningún tipo de resta. Es un nivel para personas que siguen creciendo desde cada cual, sin apegos y en consecuencia con una gran capacidad para interesarse, enriquecerse y aportarse mutuamente.

En este escalón no se produce el tan frecuente temor a la pérdida del amor por causa del triunfo del otro. Para Doria es un error creer que la independencia equivale a desamor.

Otro error es creer que hay un alma gemela. En verdad cada ser humano es completo en sí mismo: una naranja entera, que puede decidir y vivir en compañía de otras naranjas enteras.

[b]Óptica científica[/b]

Durante muchos años el tema de las relaciones amorosas fue visto como objeto de estudio de psicólogos, por ser parte de la conducta y emociones del ser humano, pero de ahí a ser material de estudio de la química como ciencia, transcurrió mucho tiempo.

Estudios recientes publicados por la revista científica británica New Scientist han determinado que los hombres se convierten un poco en mujeres y éstas en hombres cuando se enamoran debido a un brusco cambio hormonal.

Las flechas de Cupido provocan en el hombre una fuerte caída de la hormona masculina denominada testosterona, mientras que las mujeres sufren el efecto inverso: los niveles de la hormona responsable de la agresividad y el apetito sexual aumentan.

Por lo tanto, las eternas diferencias entre sexos que hacen pensar a algunos que los hombres provienen de Marte y las mujeres de Venus pronto se difuminan, de acuerdo con ese estudio.

El descubrimiento, hecho por un equipo de científicos italianos de la Universidad de Pisa, se basó en el estudio de 12 mujeres y 12 hombres, que se habían enamorado a lo largo de los seis meses anteriores.

Sus resultados se compararon con otro grupo de 24 personas solteras o con relaciones estables.

Era como si la naturaleza quisiera eliminar las diferencias entre hombres y mujeres, porque es más importante sobrevivir y emparejarse en ese estado.

Además, los expertos encontraron también altos niveles de cortisona entre los voluntarios, lo que hizo pensar que el cortejo resulta estresante.

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