El modelo económico del Presidente Fernández

El modelo económico del Presidente Fernández

POR ARTURO MARTÍNEZ MOYA
Estudiantes de economía me pidieron que les resumiera el modelo económico del Presidente Fernández, porque entre ellos y sus profesores ha sido un tema de discusión mi afirmación reiterada de que ha habido inconsistencia entre objetivos perseguidos y los instrumentos usados lo que explica su fracaso; con el permiso de mis lectores semanales que no son economistas complazco a los estudiantes, disculpándome por el uso de términos técnicos que no acostumbro en esta columna.

 En teoría el DR-CAFTA debió producir una reasignación de recursos en la economía, aumentando tanto la eficiencia como la competitividad; el error fue acompañar la desregulación con una sobrevaluación del peso y no poner en funcionamiento un programa de reconversión industrial, con lo que se desprotegió la producción local y produjo un sesgo en favor de las importaciones. En promedio, la sobrevaluación del tipo de cambio ha sido de 25% en los últimos tres años, que combinado con un arancel promedio de 12% por el DR-CAFTA, para las exportaciones significó una desprotección neta de 13%, ó dicho de otra manera, la sobrevaluación del tipo de cambio de 25% implicó un subsidio a las importaciones por ese porcentaje y un impuesto a las exportaciones por la misma tasa, explicándo el aumento desproporcionado de las primeras y el estancamiento de las segundas, es decir, el aumento de la brecha de divisas (importaciones menos exportaciones).

Si se quiere más prueba, la sobrevaluación de precios y de costos que ha prevalecido en la economía en cierta medida también explica el aumento desproporcionado de las importaciones y el estancamiento de las exportaciones.

Las estadísticas son consistentes con lo que acabo de describir; aumentó el déficit externo en miles de millones de dólares la balanza comercial cerró con un déficit de $2,352 en 2004,  $3,724 en 2005, US$4,671 en 2006 y un estimado de US$6, 000 en 2007. Aumentó el consumo privado, deteriorándo en lugar de aumentar el ahorro interno que con relación al PIB corriente de 24% en 2000 pasó a 17% en 2005, 7% en 2006, estimándose negativo para el 2007. Como consecuencia aumentó la diferencia entre ahorro e inversión, y el ahorro externo (diferencia entre importaciones y exportaciones), que por lo general tiene un papel complementario en las economías en crecimiento, durante el gobierno del Presidente Fernández ha sustituido el ahorro interno. La inversión privada, como proporción del PIB corriente, y me refiero a la suma del saldo comercial externo negativo y el ahorro interno, presenta una marcada tendencia al deterioro; en el 2000 fue de 36%, bajó a 30% en 2005 y a 22% en 2006. El aumento en el endeudamiento de la economía lo explica el deterioro del ahorro interno combinado con el aumento del ahorro externo, por lo que mienten el Presidente Fernández y su gobierno cuando afirman que el anterior gobierno endeudó el país cuando ha sido éste y no otro el que con mayor rapidez ha comprometido las finanzas públicas, así lo registra la historia económica del país desde Lilí.

Hay dos problemas más que se desprenden del modelo; el malgasto de recursos que deberían estar disponibles para aumentar la capacidad productiva de la Nación y el aumento de la dependencia externa de la economía. Cuando se endeuda el país para importar vehículos y para consumir cualquier cosa y el crecimiento se basa en esas importaciones relativamente baratas, se hace un uso irracional de los recursos. En cuanto a la dependencia externa un ejemplo del peligro lo tenemos con la crisis inmobiliaria en los Estados Unidos, enfermedad que podría transmitirse a República Dominicana con mayor rapidez que en el pasado. Cualquier recesión en los Estados Unidos aumenta el desempleo entre dominicanos, ampliando la brecha de divisas. Como el gobierno se entrampó financiándola  con endeudamiento de corto plazo, los acreedores, los que han invertido en certificados del Banco Central, los que prestaron para financiar el déficit externo, me refiero a bancos de inversión que han perdidos muchos capitales con motivo de la crisis inmobiliaria, probablemente liquidarán su posición no sólo en República Dominicana sino también en otras economías emergentes para consolidar su posición financiera. Como son obvias las consecuencias para el mercado de las divisas no las comento.

Las inconsistencias del modelo están claras; en un gobierno de Miguel Vargas Maldonado y del PRD los objetivos macroeconómicos serán coherentes con los instrumentos; se buscará un crecimiento real (y no de papel) del PIB que promedie anualmente 6%, inflación de un sólo dígito, convertir el déficit externo en la cuenta corriente en un superávit, aumentar la tasa de ahorro interno (privado y público) con un programa de austeridad, que el ahorro externo sea de inversión extranjera directa y no de capitales financieros de corto plazo, así surgirán los empleos productivos para reducir la tasa de desempleo y el número de pobres con una mejor distribución del ingreso. Lo anterior será posible porque habrá consistencia entre los objetivos planteados y las políticas fiscal, monetaria, cambiaria y de salarios.

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