El momento especial de un candidato

El momento especial de un candidato

Las condiciones para que un candidato presidencial tenga la preferencia de la mayoría se dan por diferentes razones, como que el presidente de turno, desgastado en el poder, no haya podido cumplir con las expectativas de la población o que la gente se cansó de su forma de gobernar.

En cada elección surge un candidato con la fuerza necesaria para arrastrar, como un río desbordado, a una gran parte de la población a su favor. El contexto político y el momento único varían en cada caso, pero tienen raíces comunes. Se produce una sintonía entre el candidato y la ciudadanía. Se trata de un fenómeno que no ha sido estudiado a profundidad por los estudiosos sociales.

Desde la caída del ajusticiamiento de Trujillo a la fecha se han registrado diez momentos en que, contra viento y marea, se perfila un candidato como ganador en unas elecciones presidenciales. Sin embargo, sólo en tres ocasiones no han llegado al poder por razones circunstanciales (Jacobo Majluta en 1986, Juan Bosch en 1990 y José Francisco Peña Gómez en 1994).

En 1962 le correspondió a Juan Bosch, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), quien logró aglutinar miles de seguidores en todo el país con un discurso que penetró en el alma del pueblo y revolucionó la oratoria dominicana.

En 1966, con la sangre fresca de los muertos de abril de 1965, lo fue Joaquín Balaguer, del Partido Reformista. Iniciaría el período de Los Doce años, caracterizado por las grandes obras, la corrupción y el irrespeto a los derechos humanos.

En 1978, el hacendado vegano Antonio Guzmán, del PRD, era el preferido de los dominicanos. La población quería un cambio en los destinos del país, luego de un lapso de gobierno autocrático. En 1982, Salvador Jorge Blanco, también del PRD, gozó de la preferencia del electorado. Se vendió como el candidato de manos limpias y sonrisa Colgate.

El próximo aspirante presidencial del momento lo fue Jacobo Majluta, del PRD. No ganó en las elecciones de 1986. En 1990, Juan Bosch, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se convirtió en el candidato de la mayoría. No ganó por el supuesto fraude montado por los refomistas.

En las elecciones de 1994, José Francisco Peña Gómez, del PRD, tenía las mayores posibilidades de triunfo. Se produjo otro fraude; la crisis que se desencadenó tras las elecciones hizo reducir el período presidencial a dos años a Balaguer.

En los comicios de 1996, el candidato presidencial del momento lo fue Leonel Fernández. Era una figura joven y refrescante. Para las elecciones presidenciales del 2000, Hipólito Mejía se convirtió en el preferido por el electorado. Su lenguaje desenfadado, aderezado de la sabiduría del campesino, atrajo a la gente como un imán. Y se vendió como un hombre de palabra.

Sin mucho esfuerzo, Leonel Fernández es el candidato presidencial del momento para las elecciones del próximo 16 de mayo. Nadie pensaba, dos años atrás, que eso fuese posible. La pésima administración de Hipólito Mejía ha catapultado a Fernández, quien se perfila como presidente del país a partir del 16 de agosto, de acuerdo con las encuestas.

En definitiva, el momento actual es de Leonel Fernández. La consulta del 16 de mayo probará si la tendencia de 1962 al 2000 seguirá igual o variará. Ojalá que no se modifique para la esperanza de muchos dominicanos que desean un cambio en su insoportable situación económica.

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