El monumento levantado a la voz más alta que salió en defensa de los derechos de los indígenas, hace un poco más de 500 años, Fray Antón de Montesinos, se encuentra abandonado y vuelve a ser tomado por los delincuentes y la prostitución, a pesar de que hace tres años las autoridades salieron a su rescate.
Aunque el año pasado la Presidencia de la República terminó su remodelación en más de un 90 por ciento, la obra se mantiene paralizada y de nuevo el lugar es escenario de delincuentes, de donde salen a sus fechorías, así como de orgías y otras manifestaciones reñidas con la moral y las buenas costumbres.
La mayoría de las lámparas del monumento no prenden, otras están rotas y las plantas ornamentales se secaron sin ser colocadas en los lugares donde iban. Hay botellas de ron, cervezas y otras sustancias, como una muestra de lo que allí se practica en las horas de la noche.