El móvil violado!!
La desventura de una obra maestra de la escultura y la pintura

<STRONG>El móvil violado!!</STRONG> <BR>La desventura de una obra maestra de la escultura y la pintura

POR AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
Desde su inauguración en 1971, a la escultura  «Móvil Unicinético Las Tres Culturas»,  de Cristian Martínez-Crismar-, jamás se le ha dado  mantenimiento. Todavía cuando el Huracán David (1979) el área del vestíbulo de la Biblioteca Nacional  donde se instaló la pieza no tenía techo. El Móvil pasó su mayor prueba y quedó perfectamente balanceado.

Luego, a principios de los 80, le pusieron un techo que, aparentemente lo protegía, pero afectaba notablemente  su movilidad por la ausencia de la fuerza del viento. Hasta hace unas semanas la pieza seguía moviéndose si se la tocaba a penas  con un solo dedo.

Sin embargo, el proceso de remodelación que actualmente  lleva a cabo la Oficina Supervisora de Obras del Estado en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña ha puesto esta extraordinaria obra artística en serio peligro. El rediseño del edificio que incluye ampliaciones, entre las que se destacan un auditorio, una cafetería, una biblioteca infantil y un parqueo y en el que se invertirán más de RD$300.00 millones, está a cargo de los prestigiosos arquitectos Gustavo  L. Moré  y Juan Caro, este último nieto del Arq. José A. Caro Álvarez (+), disenador y constructor del edificio hace más de 35 años.

A raíz de una publicación sobre el inicio de los trabajos de remodelación de la Biblioteca Nacional, el autor de la obra se acercó a la biblioteca indagando sobre cuál sería la situación. «El arquitecto a cargo me llamó y  me dijo que la obra estaba bastante deteriorada. Inmediatamente fui a chequearla y comprobé que sólo tenía una costra de sucio que estaba cubriendo superficialmente algunas de las láminas de plexiglás. Entonces me dijo que buscara otro lugar para la obra porque ahí donde está iba el ascensor. Yo le dije que haría el presupuesto de desmontaje y restauración y  le sugerí que la Secretaría de Estado de Cultura decida dónde va a ser relocalizada. Pero para este traslado  el destino debe tener las condiciones necesarias», sostiene Crismar, notablemente inquieto por el incierto destino de su creación.

 En vista de que los arquitectos a cargo del proyecto de remodelación no han podido plantear una solución viable,  a Crismar no le ha quedado otra opción que proceder a desarmar la espectacular esculto-pintura bajo la presión de la duda y la perplejidad. Extraoficialmente se conocen los intentos de traslado de la obra al Museo de Arte Moderno, idea que de inmediato ha sido rechazada por el mismo artista y respetados especialistas, pues implicaría una doble violación: arquitectónica y artística, ya que  la obra fue gestada dentro del mismo proceso de diseño y construcción del edificio de la biblioteca por el Arquitecto Caro Álvarez  hacia finales de la década de los 60s.  Y también  porque el significado de esta obra trasciende su condición de hecho plástico para tornarse en documento portador de la memoria histórica y emocional del pueblo dominicano. ¿Quién se podría imaginar el Móvil Unicinético en otro ámbito que no fuera el de nuestra Biblioteca Nacional?

¿Acaso únicamente los áuricos y eximios arquitectos a cargo del proyecto remodelador?   ¿Y qué pensaría  o le diría a su  querido nieto, J. A. Caro Álvarez, si pudiera volver a estos efímeros umbrales del siglo XXl.  Creo que a esta hora sus huesos deben de estar «sudando la gota gorda» en el nocturno y ancestral reino de la isla de Soraya. Estas  y otras interrogantes surgen cuando parece que en nuestro país se corrompe cada día más la capacidad de admiración y respeto por las obras arquitectónicas y artísticas trascendentales como el Móvil Unicinético de Crismar.

¿Será que los sucesores de aquella generación de constructores o  visionarios ingenieros y arquitectos  humanistas y vanguardistas como Manuel Valverde Podestá, Guillermo González, José Antonio Caro Álvarez, Bebecito Martínez, Rafael Tomás Hernández y Eugenio Pérez Montás, entre otros no menos importantes, constituyen una nueva oleada de arquitectos e ingenieros  signada por la aventura des-afortunada de la antiética, el «fast trade»  y el autodestructivo  nihilismo de la posmodernidad?.

LA OBRA

El «Móvil Unicinético Las Tres Culturas»  es una obra de arte a escala cívica o monumental que en su tiempo fue considerada como uno de los móviles  esculto-pictóricos más singulares y como el péndulo más grande del mundo. Simboliza las tres culturas de las que resulta el pueblo dominicano, representadas por  tres mujeres: las tres razas( negra, blanca e india)  que descienden hacia la esfera, uno de cuyos significados es  la tierra, el hogar, el origen, el ideal de la reintegración.

Hacia finales de los 60s,  Cristian Martínez se traslada a una industria en Brescia, en el norte de Italia, que antiguamente fabricaba aviones de guerra y utiliza planchas de metacrilato o plástico muy resistente usado en la construcción de las cabinas de avión. La esfera está hecha de aluminio fundido. En su diseño, Crismar utilizó tres modelos vivas:  una italiana, una africana y una judía «sabra» o nacida en Israel. Primero trabajó los diseños «dalvero», directamente frente a las modelos. Luego preparó un artefacto, un subibaja, ahí colocaba las modelos, en una tabla en la que quedaban con la cabeza hacia abajo. Los paneles son láminas que giran alrededor de un eje. El péndulo es la esfera. El ensamblaje le tomó casi un año y más de un mes su proceso de instalación.

El Listín Diario del domingo 5  de diciembre de 1971, en su página 5-A, reprodujo el discurso del Arq. José Antonio Caro Álvarez en la inauguración del Móvil Unicinético de Crismar. En su discurso, Caro Álvarez sostuvo que: «Para comprender  la cultura de un país hay que proyectarla sobre el fondo biológico y el panorama histórico del pueblo que la creó, lo que equivale a decir, sobre su herencia… Cuando se planeaba este edificio, teníamos la inquietud de que fuera el centro recolector del acervo cultural dominicano. Así lo quería la ilustre persona que dispuso su erección..Cristian Martínez ha realizado una obra extraordinaria a una temprana edad y se ha consagrado como un gran artista que merece una gran felicitación».

El sábado 11 de diciembre del 1971, en mismo Listín Diario, el crítico de arte Pedro René Contín Aybar (+), primer director de la Biblioteca Nacional, advertía que: «Crismar pensó  en todo momento en su país y quiso representarlo en forma artística, concibiendo que el país es el producto de las culturas unificadas en el ser dominicano actual, que es lo que quiere decir el descenso celeste, diríamos, de las tres razas que convergen en la esfera, imagen reproductiva del planeta Tierra…Los colores empleados por Crismar son originales y especialmente fabricados para él».

Por su parte, en El Caribe de esa misma fecha, el Arq. Eugenio Pérez Montás, en su artículo titulado «Reflexiones ante un acontecimiento artístico», sostuvo que: «Las manifestaciones creativas de las artes visuales están aún retrasadas y las relaciones rotas entre estas y la arquitectura exigen por lo tanto una integración. Crismar, con formación de arquitecto y entrenamiento en diseño industrial, lo está intentando magistralmente…Que formidable es la experiencia del objeto unicinético; unas veces perturbadoramente técnico, otras: forma expresiva que absorbe el espacio arquitectónico que lo aprisiona como el germen creado en la matriz».

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