El movimiento ecuménico, herramienta para la unión

El movimiento ecuménico, herramienta para la unión

POR RAMIRO E. ALVAREZ
El Consejo Mundial de Iglesias (CMI), así como el movimiento ecuménico en su conjunto, reflexiona en estos tiempos acerca de su papel ante los nuevos desafíos que presenta el mundo. En la siguiente entrevista el pastor Gerard S. Valdivia, de la Iglesia Pentecostal de Chile, aporta a esa reflexión su punto de vista como pentecostal y como latinoamericano.

> ¿Cuál es su visión del Consejo Mundial de Iglesias y del movimiento ecuménico hoy en día?

Yo creo que el CMI es la organización cristiana mundial más representativa, y esto no hubiera sido posible sin la intervención del Espíritu Santo en nuestros corazones y mentes.

En esta reunión del comité central veo que se habla de una renovación completa, de una visión nueva, de los cambios que son necesarios en el movimiento ecuménico. Cambios que tienen que servir para unirnos más.

Los desafíos que el Consejo ha tratado de responder van a continuar presentándose, tanto en el aspecto social, como en el político y en las relaciones intereclesiásticas. Aquí se discuten cuestiones muy serias, y se producen resoluciones como por ejemplo sobre la intervención de Estados Unidos en Irak, los abusos que se han cometido con los prisioneros en Guantánamo y en Irak también, o la tragedia del Tsunami.

> ¿Cuál es su opinión acerca de la participación pentecostal en el CMI?

Como pentecostal me siento feliz de que mi iglesia sea, desde 1960, miembro pleno. Estamos hablando de preocupaciones serias, del cuerpo de Cristo, y sería maravilloso que otras iglesias pentecostales – ya que el movimiento pentecostal es tan grande en el mundo – también se unieran al CMI.

Por supuesto que es muy difícil que los pentecostales o los evangélicos en su totalidad se integren al CMI, pero Dios quiera que se abran un poco más a las relaciones intereclesiásticas.

> ¿Qué representa para los latinoamericanos la próxima asamblea del CMI en Porto Alegre, Brasil, en febrero de 2006?

Sin duda, por el hecho de ser la primera asamblea en América Latina, va a tener un impacto tremendo en la comunidad cristiana latinoamericana. Esperamos que sea un despertar en las conciencias de los cristianos del continente para unirnos más, porque aunque podamos tener muchas doctrinas diferentes, Jesucristo es nuestro Señor.

Hay un Dios y Padre de todos, un Espíritu Santo que nos fortalece, que nos da ánimo para seguir adelante con la misión que Jesucristo nos dio: «Vayan por el mundo y prediquen mi Evangelio a toda criatura».

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