El Movimiento Renovador Universitario

El Movimiento Renovador Universitario

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Recién finalizada la Guerra de Abril de 1965, en el Campus de la Universidad Autónoma de Santo Domingo se llevaron a cabo grandes manifestaciones de protesta del estudiantado y del sector democrático del profesorado en contra de la permanencia en el país de tropas militares estadounidenses. En septiembre de ese mismo año, en el Aula Magna de la UASD se celebraron las asambleas en las que la mayoría de los asistentes a las mismas decidió la deposición de las antiguas autoridades de la Universidad estatal y la creación de un Consejo Universitario Provisional. Ese proceso, bautizado con el nombre de Movimiento Renovador Universitario, se afianzó con la aprobación de un nuevo Estatuto Orgánico contentivo de los fundamentos jurídicos requeridos para la renovación estructural y funcional de la Universidad del Estado. Los jóvenes pertenecientes a la clase media emergente fueron los principales protagonistas de ese glorioso Movimiento en sus afanes de lograr la reforma de una Vieja Casa de Estudios encasillada en el pasado y arrastrando en su enseñanza un pesado lastre trujillista.
El Movimiento Renovador Universitario tuvo, entre otros propósitos, la transformación de la instrucción pública post secundaria mediante la aplicación de un plan de acción que le permitiera a la Universidad mejorar la pertinencia y calidad de sus operaciones, teniendo como referente la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918. Dicho Movimiento no se dio por generación espontánea sino como respuesta a una situación social, por lo que no debe ser analizado únicamente desde su ámbito académico, por importantes que fueran los cambios que en ese campo propiciara. Las ejecuciones llevadas a cabo por el Movimiento Renovador Universitario se vieron unas veces obstaculizadas, e impedidas otras, por la coexistencia e interacción de diversos factores y circunstancias del entorno socio-político de entonces. Ante todo, cabe destacar la lucha ideológica desatada entre los líderes universitarios; la actitud agresiva del gobierno de los doce años del presidente Joaquín Balaguer frente a la Universidad; y el rechazo de parte de las autoridades universitarias de los planes y proyectos de reforma de la educación media y superior propuestos por la llamada Alianza para el Progreso. Otro obstáculo, pendiente aún de superar, fue el incumplimiento de parte de los gobiernos de la Ley 5778 en lo tocante a la proporción de no menos del 5% del Presupuesto Nacional como aporte del Estado al sostenimiento de la UASD. Al amparo de las directrices del Movimiento Renovador Universitario se definió la Universidad Primada de América como “una comunidad de profesores y estudiantes unidos en la tarea de buscar la verdad, proyectar el porvenir de la sociedad y afianzar los valores del hombre”. También, se fomentaron los ideales de paz, de justicia y de respeto a los derechos humanos; en síntesis, se señalaron las actividades hacia las cuales debían orientarse las labores de una Casa de Altos Estudios. Las dificultades que envuelve el sintetizar en pocas palabras las realizaciones y beneficios alcanzados por la Universidad gracias a los planteamientos del glorioso Movimiento Renovador Universitario nos obliga a señalar solamente algunos: La Reestructuración de las Facultades; la Departamentalización de las Funciones Docentes y de Investigación; la Revisión y Modernización de los Planes y Programas de Estudios; el Establecimiento y Desarrollo de un Programa de Perfeccionamiento Docente, y la Construcción de Nuevos y Modernos laboratorios. El Movimiento Renovador Universitario ya alcanzó su principal cometido, el de convertir Universidad Primada de América en una moderna institución de estudios superiores a tono que los requerimientos del siglo 20. Pero, ¿qué decir de la Universidad del siglo 21? A ello nos referiremos en otras entregas.

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