TOKIO, (AFP).- Pasaron 59 años desde que el canadiense James Naismith inventó el básquet en Massachusetts (EEUU), en 1891, hasta que la Federación Internacional (FIBA), fundada en 1932, decidió organizar el primer Mundial en Argentina-1950 y 56 años más tarde Japón albergará la decimoquinta edición.
Naismith, un científico que daba clases en el colegio de la Asociación Cristiana de Jóvenes de Springfield, Massachusetts, ideó el juego para recrear a sus alumnos durante el crudo invierno. Hoy el básquet es el deporte más popular bajo techo.
En 1897 se reglamentó el juego con 5 jugadores, un año después nació la primera liga, la National Basketball League, y en 1904 la disciplina tuvo su debut olímpico en los Juegos de Saint Louis, como exhibición.
El deporte del balón naranja siguió evolucionando hasta que en 1932 ocho países fundaron la actual FIBA: Grecia, Italia, Lituania, Portugal, Rumania, Suiza, Argentina y Checoslovaquia.
La FIBA impulsó el primer Mundial en 1950, dándole la responsabilidad a Argentina, que organizó un torneo con diez participantes y ganó frente al rey de la disciplina, Estados Unidos, que había llegado sin sus grandes figuras un año después de crear la Liga NBA, actualmente la más poderosa del orbe.
En un estadio Luna Park de Buenos Aires colmado por más de 20.000 personas, los albicelestes ganaron por 64-50.
La anécdota de esa cita fue la ausencia de Uruguay, que se retiró en protesta contra el gobierno argentino y fue sustituido por Chile, que culminó con una medalla de bronce.
Los dirigentes de la FIBA habían acordado celebrar el Mundial cada cuatro años, por lo que en 1954 se jugó en Río de Janeiro, sin que asistieran los países europeos del Este pues el gobierno brasileño negó visas a los soviéticos.
Eso favoreció el dominio de Estados Unidos, que llegó con un equipo de gigantes con seis jugadores de más de dos metros y terminó imponiéndose al local, mientras Filipinas se subía al podio.
Con ese bronce los filipinos se catapultaron para organizar el torneo de 1958, que por problemas organizativos y políticos no se pudo llevar a cabo. La FIBA confió la nueva misión a Santiago de Chile para 1959.
En Chile, Brasil se tomó revancha de la última final al derrotar a Estados Unidos (81-67) y los anfitriones festejaron el segundo y último bronce de su historia.
Cuatro años más tarde, nuevamente Río de Janeiro fue sede del Mundial, pero esta vez los auriverdes no fallaron en casa, consagrándose bicampeones mundiales y dejando a Yugoslavia, la revelación, con la plata.
En 1967, el ecuménico se desarrolló en Montevideo, donde la Unión Soviética por fin pudo festejar un título después de rozar el oro el Mundial anterior y constituirse como potencia europea.