El mundo de las mil y una especias

El mundo de las mil y una especias

En la Edad Media eran síntoma de riqueza y por eso, aderezaban de manera copiosa platos y gastronomías. Algunas especias valían su precio en oro y eran utilizadas no sólo para potenciar o suavizar sabores sino para alargar la vida de los productos perecederos.

También se les atribuyen efectos beneficiosos para la salud, desde la curación del cáncer a la potencia sexual. A los clásicos (canela, vainilla, jengibre, curry, mostaza, albahaca, cardamomo…) que construyen los recetarios arcaicos y algunas de las iniciativas de la ‘alta cocina’ con sus nombres poéticos, se les suman otros productos a modo de condimento. El chocolate provoca estragos y el chile, ají o pimiento levantan pasiones.

En algunos momentos de la historia de la humanidad, las especias fueron moneda de cambio o símbolo de prestigio. De hecho, Cristóbal Colón inició la ruta occidental en pos de las míticas “Islas de las Especias”, ya que en aquellos tiempos su precio podría alcanzar al del oro.

No obstante, estos productos que sazonan nuestras comidas han servido también para enmascarar la mala calidad de algunos alimentos o la poca diversidad de las materias primas en algunas gastronomías. Afortunadamente, en la actualidad se rechazan los platos y sabores cargados en exceso de especias.

Sin embargo y tras la influencia de las dos grandes culturas occidentales –la griega y romana–, los árabes que prestaron sus números, sistemas de regadío y filosofía, desarrollaron su uso para la farmacopea, dadas sus extensas propiedades beneficiosas para el cuerpo.

Curry, jengibre y cáncer

En este sentido, es curioso que el curry picante tailandés pueda prevenir y curar el cáncer. A estas conclusiones llegó un estudio realizado por el Kings College de Londres el año pasado.

Los expertos británicos comprobaron que el “galangal” o jengibre rojo, sustancia que los tailandeses emplean para sazonar el curry, era capaz de  destruir las células cancerígenas y proteger al organismo de los agentes que provocan esta enfermedad.

Los primeros estudios apuntaban que los extractos de esta especia reducían hasta tres veces el desarrollo de las células cancerígenas de los tumores en el pulmón y en el pecho. De hecho, el jengibre rojo, que también es un afrodisíaco, ya está siendo empleado por los médicos de Indonesia como un tratamiento alternativo contra el cáncer de estómago.

Si pensamos en el mundo de las especias propiamente dicho, nos viene a la memoria Estambul (Turquía). La única ciudad del mundo –que funciona como bisagra o puerta entre dos continentes– puede presumir de atesorar el Bazar Egipcio, afamado por los olores y sabores perfumados de Oriente.

No es de extrañar que además sea conocido como el Bazar de las Especias. Empero, los vestigios de esta imagen son legendarios pero no paradigmáticos pues varios países latinoamericanos destacan ya por las exportaciones de estos condimentos.

Es el caso de Argentina que exportó el año pasado 1.372 toneladas, un 15.6% más que en 2004 y el mayor volumen de colocaciones de estos productos registrado por el país en los últimos once años, según fuentes oficiales.

El 66% del volumen exportado correspondió al cilantro, seguido por los frutos del capsicum (ají, chile o pimiento), los amomos y cardamomos, el comino, la pimienta y el tomillo.

Las hierbas aromáticas son las otras beneficiadas en cuanto a venta, siendo la manzanilla la campeona en preferencias y con el orégano, el cedrón, el lúpulo, el boldo y el tilo, muy por detrás.

Las virtudes   de la sopa

Una buena sopa debe tener bonito color, un olor apetitoso y un buen sabor. Además estar a la temperatura adecuada y tener la consistencia correcta de acuerdo con el tipo que se desea consumir.

Para los días de lluvia o cuando la gripe “ataca con fuerza” no hay nada mejor que un buen caldo o una sopita caliente. Estas circunstancias casi siempre traen como antojo consumir algo ligero y diferente.

Muchos asocian la sopa como un plato para consumirse cuando se está enfermo o en una dieta muy estricta, pero la realidad es que la sopa es una excelente comida, que si se prepara adecuadamente puede tener un gran valor nutritivo.

Las sopas pueden ser claras o espesas, como los consomés. Éste último tiene como papel el de estimular el apetito.

Por otro lado, están las sopas de fideos, las cuales tienen valor nutritivo de acuerdo con la cantidad y la calidad de los fideos que se empleen en su preparación. Los fideos preparados con harina, resultan más nutritivos que los que se elaboran con harina enriquecida.

Las sopas espesas a base de leche, viandas, puré de frijoles, garbanzos, entre otros, tienen un gran poder nutricional y, pueden ser un plato fuerte en cualquier ocasión.

Las sopas de crema suelen prepararse con una base de salsa blanca o bechamel. Las proporciones más usadas son, de una porción de vegetales cocinados por dos de salsa. Estas sopas se preparan en pocos minutos y resultan muy nutritivas. Ninguna sopa que se prepare con leche o crema debe dejarse hervir, ya que esto da lugar a que tomen un aspecto desagradable, ya que puede “cortarse” la leche.

Una buena sopa debe tener bonito color, un olor apetitoso y un buen sabor. Además debe estar a la temperatura adecuada y tener la consistencia correcta de acuerdo con la clase de sopa que se desea consumir. No debe tener exceso de grasa que flote en la superficie del plato y debe servirse en recipiente apropiado.

Las sopas pueden servirse tanto calientes como frías; las calientes guardan más el calor, si se enjuaga el plato o taza en que se van a servir con agua caliente. Del mismo modo, las sopas frías, como el Consommé Gelée, Borsch, Gaspacho, Vichyssoise, entre otras, se recomienda tomarse bien frías, se sirven en tazas o platos previamente enfriados en el refrigerador o enjuagados con agua helada.

Se puede hacer acompañar con pan tostado con un poco de ajo o con casabe, para los más criollos; al igual que con rueditas de limón, aguacate, almendras o galletas.

Recomendaciones

Las sopas que se incluyen en un menú deben estar de acuerdo con los demás platos, y si el resto del menú es fuerte, la sopa debe ser ligera y servida en cantidades pequeñas.

Sopa de vegetales

De exquisito sabor, liviana, adecuada para abrir el apetito o para “entonar el estómago”, es una buena opción. Para esta sopa se puede utilizar la variedad de vegetales y verduras que más les guste o que en ese momento tengan a la mano.

Ingredientes:

 4 cucharadas de aceite

 1 cebolla picada fina

 6 tallos de apio

 1 1/2 taza de cebollín

 1 pimentón rojo o verde picado

 2 ajíes dulces picados

 1 zanahoria grande pelada y picada

 4 papas medianas peladas y picadas

 2 tomates grandes picados, sin semillas

 6 hojas de lechuga lavadas

 Hojas de espinacas o berro, (de un paquete pequeño) lavadas

 2 1/2 litros de agua

 1 cucharada de sal

Preparación:

En una olla, calentar el aceite y sofreír la cebolla, el cebollín, el pimentón y el ají dulce. Añadir el agua y el resto de los ingredientes excepto la lechuga y la espinaca, tapar y bajar el fuego para que hierva suavemente, por 45 minutos. Agregar luego la espinaca y la lechuga, puede ser entera o picada, cocinar, 10 minutos más.

Sopa Castellana

Ingredientes:

 1 vaso de agua de fideos finos o gruesos (al gusto)

 4 huevos

 Pan duro

 Pastilla de caldo de pollo

 1 cebolla

 4 ajos

 1/4 de jamón

Preparación:

En un caldero hacemos un sofrito con la cebolla bien picada, los ajos y el jamón.

Se sofríe también el pan duro en tiras, se añade 12 vasos de agua. Cuando comience a hervir se echan los fideos, se adereza con una poco de pimentón o con una pastilla de caldo de carne y se echan los huevos uno por uno según se vayan cociendo. Remueva y déjelo a fuego lento por 5 minutos.

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