El mundo entero sopló las cien velas de cumpleaños de Neruda

El mundo entero sopló las cien velas de cumpleaños de Neruda

REDACCIÓN CENTRAL, EFE. El poeta que confesó que había vivido y que pudo escribir los versos más tristes una noche fue recordado ayer en todo el mundo, un siglo después de que en Parral, en el sur de Chile, comenzara a cansarse de ser hombre. Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, que prefirió rebautizarse como Pablo Neruda y a quien muchos aún recuerdan simplemente como Don Pablo más de tres decenios después de su muerte, seguramente no habría dudado en soplar las cien velas de su aniversario en compañía de los trescientos viajeros llegados hoy a Parral en un tren fletado con motivo de su natalicio.

Hacia esa localidad, a 341 kilómetros al sur de Santiago, partió desde la capital chilena el “Tren del Poeta”, en el que escritores como el brasileño Thiago de Mello, el mexicano Emilio Pacheco y el chileno Antonio Skármeta se codearon con artistas, parlamentarios, diplomáticos y el presidente de Chile, Ricardo Lagos.

Lagos tenía previsto ser el orador principal en el acto conmemorativo organizado en la plaza de Parral, frente a la estación de tren.

“Los ferrocarriles están tan ligados a la vida del poeta que me parece extraordinariamente consecuente y muy auténtico una celebración que los incluya, así es que subo feliz al tren de la poesía”, declaró Skármeta, autor de El cartero de Neruda, antes de subir a su vagón en Santiago.

Como no podía ser menos, el homenaje a Neruda, tan apasionado por la poesía como por las mujeres y los viajes, tuvo rango mundial, con especial incidencia en los países que recorrió, en los que dejó tantos versos como amigos en los que sigue viva su memoria.

El Ayuntamiento de Colombo, adonde llegó como cónsul de Chile en 1929, plantó hoy un árbol en un parque central en recuerdo del poeta, que escribió en Sri Lanka poemas como “El ritual de mis piernas”, incluido en “Residencia en la Tierra”.

Mientras, en la vecina India, un recital de poesía conmemoró en Nueva Delhi el centenario del escritor, que visitó por primera vez el país en 1928 y conoció a Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru.

Neruda, que era cónsul en Rangún y después lo sería en Colombo, Java y Singapur, viajó entonces a Calcuta para visitar la tierra de Rabindranath Tagore, influencia poética clave en su obra.

La India fue también hoy uno de los 65 países de todo el mundo donde las embajadas chilenas entregaron la Medalla de Honor Presidencial Pablo Neruda, instituida por el Gobierno de Chile con motivo de la conmemoración y otorgadas a un centenar de personalidades.

Entre los galardonados hay figuras literarias de la talla del argentino Ernesto Sábato, el peruano Mario Vargas Llosa, el mexicano Carlos Fuentes –que recibirá la medalla en Londres, al igual que la actriz Julie Christie–, el español Ángel González, el paraguayo Augusto Roa Bastos, el portugués José Saramago y el estadounidense Arthur Miller.

Por parte colombiana, los galardonados fueron el ex presidente Belisario Betancur y el escritor José Luis Díaz-Granados, mientras que del ámbito musical en todo el mundo destacan el cantante español Víctor Manuel, el irlandés Bono –líder del grupo de rock U2– y el compositor griego Mikis Theodorakis.

Los distinguidos en la India fueron los profesores universitarios Aparajit Chatopadhuay y Vibha Maurya, a los que se unieron en Tokio los académicos especialistas en literatura latinoamericana Fumiaki Noya y Satoko Tamura, miembro de la Academia Chilena de la Lengua desde 1989.

“Pablo Neruda no es un poeta chileno sino del mundo y no podemos olvidar el apoyo que brindó a la Revolución China y a su pueblo con su apasionado discurso en la ONU al recuperar el puesto”, subrayó Zhang, traductor del “Canto General”.

En China el honor recayó en los hispanistas Zhu Jingdong y Zhang Guagsen y Zhao Zhenjian y el ministro chino de Asuntos Exteriores, Li Zhaoxing, conocido admirador de la obra nerudiana.

Otros dos hispanistas recibieron la medalla en Moscú, Stella Schmidt y Lev Ospovat, en una ceremonia en la que se presentó la edición en ruso de las memorias Neruda, “Confieso que he vivido”.

“Para mí, como para toda mi generación, la voz de Neruda retumbó con toda su fuerza en su canto a Stalingrado”, subrayó el octogenario Ospovat, recordando la especial relación que siempre tuvo Neruda, militante comunista, con la antigua Unión Soviética.

La misma sensación impregna los recuerdos de Gyoergy Somlyó, poeta húngaro de 83 años que recibió hoy en Budapest la medalla durante un acto en el que calificó a Neruda de “Homero del siglo XX” y a quien acompañó en un viaje por ese país europeo a mediados de los años 60.

La viajera medalla llegó también a una ciudad indisolublemente unida a los libros, la egipcia Alejandría, donde el director de su famosa biblioteca, Ismail Serag El Din, recibió la distinción en un acto en el que se descubrió un medallón en homenaje a Neruda.

El autor que en su poema “Walking Around” confesaba que “sucede que me canso de ser hombre” queda con ese medallón en la galería de ganadores del Nobel de Literatura -que obtuvo en 1971- evocados en la Biblioteca alejandrina.

Los versos de Neruda resonaron también en un homenaje en Manila, donde el Departamento de Español de la Universidad de Filipinas ha traducido al tagalo veinte de sus poemas con motivo del centenario.

Dos homenajes, sin embargo, habrían quizá emocionado en especial al autor que en sus “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” afirmó que “puedo escribir los versos más tristes esta noche”.

Uno fue en Praga, “que se eleva como una rosa gris”, como la describió en uno de sus poemas y donde Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto encontraría nada menos que el nombre con el que pasó a la posteridad, que adoptó en homenaje al escritor checo Jan Neruda.

La capital checa recordó hoy al poeta, cuya efigie destaca en la plaza de Vrchlicky, una de las pocas obras que sobrevivió a la iconoclastia que siguió a la caída del comunismo en 1989 y obra de Zdenek Kolarky, que recibirá hoy la medalla conmemorativa.

Neruda, cuyo amor al mar y sus productos le inspiró obras como la “Oda al caldo de congrio”, también inspira una exposición flotante de mascarones de barco, uno de sus objetos preferidos, organizada por los pescadores artesanales de la región chilena de Valparaíso.

“Mis juguetes más grandes son los mascarones de proa. Los he juntado durante toda mi vida con el científico propósito de entretenerme sólo”, confesaba Neruda sobre la amplia colección de esos objetos que decoraban su casa en Isla Negra, en la que sus restos reposan ante el océano que tantas veces surcó.

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