“El mundo espiritual” de Liubov Balanutsa

“El mundo espiritual”  de Liubov Balanutsa

Líneas que se retuercen en forma de ángeles, armonías de colores que van desde el azul turquesa al verde de los retoños primaverales. Rostros, muchos rostros que nos miran, desde la luz o desde las sombras, nubes blancas e incrustaciones vibrantes.

Una sinfonía de tonalidades, donde el ritmo y el equilibrio oculto de cada uno de los elementos nos hacen marcharnos lejos, muy lejos, rumbo a un camino donde al final nos espera en una cabaña de madera la gran cruz de la vida, del sacrificio, de la Verdad oculta en el espíritu de cada ser humano.

Con influencias varias, a veces inconscientes  o conscientes, que van desde las reminiscencias de un Art Nouveau florecido de recuerdos hasta cierto Expresionismo liberado de violencia en su delicada mutación.

La infancia asoma al son de una balalaika, de unos trajes típicos de lejanas tierras,envueltos en el rojo de una atmósfera contradictoriamente tropical. Y los bailarines danzan en una feroz y armónica cita con sus raíces  primigenias, con la primavera ucraniana.

Lo académico, la estructura ternaria del equilibrio grecorromano, la formación artística rigurosa se hace presente en la vital calidad de trazo y de los matices del color.

Se observa además cierto Surrealismo, donde lo onírico se alcanza con la investigación de la verdad filosófica, con la búsquedadel origen de la vida que florece a nuestro alrededor, en un jardín poderoso donde todo tiene  energías ocultas y donde el reflejo del Creador se siente a través de la luna del espejo.

Flores en un lago verde hoja, Adán y Eva sobre el negro del pecado que miran la cruz del Calvario, de la purificación y la redención. Trompetas llenas de la música del cielo son tañidas por ángeles, que con el toque de Midas, tornan lo cotidiano en oro, en cristales de luz, que marcan una espiral infinita rumbo al Universo de cada corazón.

Un toque profundamente femenino en cada obra, delicada y profundamente espiritual, que nos lleva a navegar en el mundo estético y ético  de  Liubov Balanutsa, destacada artista plástica, ilustradora, maestra de generaciones, que enseña su arte del estampadoy la ilustración con la misma finesa y soltura con que teje las líneas tiernas y fuertes que envuelven sus figuras.

La maestra Liubov Balanutsa es portadora de un mensaje estético sui generis, donde se destaca una mezcla muy interesante entre delicadeza, femineidad y vitalidad. Sus cuadros son obras de orfebrería llevadas al marco de las dos dimensiones, con textura de piedras duras, imitación de metales y alfombras persas.

La colección que se presenta hoy se destaca por la búsqueda de lo bello, “entendido como agrado y placer de los sentidos”; sin embargo, al observar sus cuadros se observa cierta dualidad, algunas sombras asechan detrás de esos ojos angelicales, de esas alas que flotan, mostrando un mundo que nos atrae, pero al mismo tiempo nos produce la inquietud de lo desconocido, de lo infinito, de lo inexplorado.

Obra aparentemente sencilla y decorativa, encierra un universo de mensajes, de signos a veces contradictorios, ojos oscuros y bocas que ríen dulcemente, alas y cuerpos terrenales, un árbol del paraíso portador de la manzana, símbolo de pecado, que al mismo tiempo se convierte en cruz de redención.

La obra que se presenta en esta exposición es  vibrante, etérea, bien elaborada, con excelente manejo del color, basado en dorados, verdes, azules, rosas cálidos; es un disfrute para el alma y la imaginación creadora. Dotada de  un sello individual y único,  sin imitaciones, muestra la poética plástica de una artista en su etapa madura y más fecunda, que pretende y logra  comunicar un yo interior de gran  espiritualidad a través de sus creaciones.

 

 

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