Varias son las reformas pendientes que implican cargas para el presupuesto público, de la que nadie habla es la de los ayuntamientos. Su burocracia costosa y deficiente el servicio comunitario, que empeora cada año con el aumento del presupuesto y la creación de nuevos municipios.
Como toda regla tiene su excepción y no conozco el eficiente, me gustaría que alguien me diga cuál es entre los 158 municipios y 234 distritos municipales para los cuales elegimos alcaldes, regidores, directores y vocales. Es mucho lo que cuesta la burocracia, este año el monto es RD$16,985 millones, el promedio por ayuntamiento de uno punto seis millones de dólares o cuarenticuatro dólares por habitante. En promedio cada ayuntamiento sirve a 43 mil personas.
La ineficiencia brota cuando se compara con el ayuntamiento en el Informe al Presidente Horacio Vásquez de la Comisión Económica Dominicana de 1929, sobre las reformas a las instituciones del Estado Dominicano para economizar impuestos.
Apoyado en el primer Censo de Población y Vivienda del gobierno de ocupación de los Estados Unidos del 24 de diciembre de 1920, Charles G. Dawes y comisionados estimaron la población de todos los municipios y comunidades del país en 949,491 personas en 1929. Es decir, 49,491 personas más que las reportadas por el censo ocho años atrás. Como existían 68 municipios y seis distritos municipales, en promedio cada ayuntamiento daba servicios comunitarios a 12,831 personas. Los gastos operativos ascendían a $2,685,409 dólares en 1929, el promedio inferior a cuarenta mil dólares o tres dólares por persona. Es decir, muy por debajo de uno punto seis millones de dólares o cuarenticuatro dólares por persona que cuesta el ayuntamiento de hoy.
Lo que se espera es que, por el avance tecnológico que incrementa la productividad del trabajo, en promedio el de hoy sea más eficiente y se ocupe de una mayor población, comparado con el de 1929, pero como leímos no es así, el de hoy atiende a menos del doble de personas y lo que hace con mucho menos eficiencia.
Dejando a un lado la inflación acumulada, la diferencia de costo, además del exceso de personal, lo explica que en el de hoy los alcaldes, directores, regidores y vocales cobran un sueldo básico muy elevado más gastos de representación. En el de 1929 los regidores y vocales no cobraban sueldo, se compensaba el trabajo del síndico. También la cualificación de los servidores, el de hoy no hace exigencia mínima, cualquiera se engancha a alcalde, regidor, director o vocal, en el de 1929 los miembros eran seleccionados entre ciudadanos notables, lo escribió Charles G. Dawes: “eran más representativos de la comunidad que el consejo promedio en ciudades de los Estados Unidos”.
Las diferencias acumuladas superan la mayor productividad del ayuntamiento de hoy, que trabaja en superficie pavimentada con equipos pesados y tecnología de punta, mientras el de 1929 en superficie de tierra y con animales de carga. Es decir, caballos, mulos, mulas y asnos, con ellos se realizaba el montaje, transporte y tráfico humano. Corresponde al gobierno central, partidos de oposición y sector privado, poner en agenda la reforma que necesitan los ayuntamientos para reducir costo y elevar su rendimiento comunitario.