El murciélago hembra egipcio de la fruta extiende por semanas su cortejo con los machos, y a cambio de la comida que obtiene de ellos está más dispuesta a aparearse, según un artículo que publica este jueves Current Biology.
Estos mamíferos voladores de la especie Rousettus Aegyptiacus, que alcanzan un tamaño de 15 centímetros, con una extensión de alas de 62 centímetros y un peso promedio de 160 gramos, lucen pelaje de color café oscuro, con áreas más claras en el cuello y una marca más oscura en la garganta.
Los murciélagos egipcios de la fruta habitan principalmente en áreas de África pero se les encuentra en tierras tan distantes como la India, Pakistán y España.
Un equipo de investigadores, encabezado por Yossi Yovel de la Universidad de Tel Aviv, estudió los comportamientos de tres colonias de murciélagos cautivos, y en especial a las hembras, que de manera constante toman la comida directamente de la boca de sus pares masculinos.
“Encontramos una relación en las interacciones de alimentación productor-beneficiado, y la reproducción”, dijo Yovel. “Esto es, las hembras parieron más crías de los machos a los que les sacaron más comida de la boca, más a menudo”, agregó.
El estudio revela que las interacciones para la búsqueda de alimentos comienzan semanas antes del inicio del aparejamiento y que las hembras refuerzan esas relaciones con varios machos antes de elegir a uno de ellos.
Los científicos observaron durante un año tres colonias de murciélagos cautivos y encontraron que los individuos buscan la comida por sí mismos o la aprovechan de la boca de otros, y que principalmente son las hembras las que se alimentan de lo que los machos proveen. Puede haber razones distintas para este comportamiento, por ejemplo, compartir la comida con otros miembros de la familia o el alto costo que supone defender los recursos de alimentos.
También es posible que compartir la comida en ocasiones suponga beneficios, como el sexo. Para explorar esta última hipótesis los científicos siguieron las interacciones de una colonia de murciélagos durante un año y determinaron la paternidad de las crías nacidas.
Los resultados fueron claros- las hembras dieron a luz a crías engendradas por machos de quienes habían obtenido comida, en un comportamiento iniciado varias semanas antes del apareamiento.
Los científicos también hallaron que casi no había habido yuxtaposición entre los machos preferidos por cada hembra, lo cual sugiere que las hembras eligen al macho al que le quitarán la comida de la boca sobre la base de preferencias individuales.