El muro de la discordia

El muro de la discordia

Como era de esperarse tratándose de un tema tan polémico como actual, el proyecto de resolución del diputado Marino Vinicio Castillo Semán que pide declarar de alta prioridad nacional la construcción de un muro en la frontera para controlar la descontrolada migración haitiana ha dado mucho de qué hablar, por lo que no han faltado las opiniones a favor y en contra de su levantamiento. El ministro de Defensa, Almirante Sigfrido Pared Pérez, lo considera una utopía, aunque favoreció que se levante en zonas puntuales donde la vigilancia se hace muy difícil, mientras organizaciones de la sociedad civil, defensores de los derechos humanos y las que trabajan con la migración haitiana han pegado –literalmente– el grito al cielo ante tamaña barbaridad. Pero la contradicción más llamativa se ha dado en el seno de la Iglesia Católica, o mas concretamente, entre obispos, pue si bien monseñor José Dolores Grullón, obispo de la diócesis de Nagua, San Juan de la Maguana y Elias Piña dice que es una vergüenza, una aberración inaceptable la sola idea de proponer la construcción de ese muro, el arzobispo de la arquidiócesis de Santiago, Ramón Benito de la Rosa y Carpio, favoreció su construcción total o parcial. Desde luego, aquí todos sabemos, tanto los que están a favor como los que están en contra, que ese muro no se construirá nunca, entre otras razones por su elevadísimo costo, y aunque tanta gente sensata y políticamente correcta está convencida de que se trata de una propuesta insensata, inviable, racista, absurda y todos los calificativos negativos que usted quiera endosarle, también debo decir que si sometiéramos la construcción de ese muro a un referéndum para que sean los ciudadanos los que decidan no tengo la menor duda de que la gente votaría a favor de su construcción. Así de jartos estamos de la incontrolada migración haitiana que nos llega por el coladero que insistimos en llamar frontera.

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