El muro, la frontera y las relaciones domínico-haitianas

El muro, la frontera y las relaciones domínico-haitianas

Establecer límites claros del territorio y mecanismos idóneos de vigilancia

En el año 2007 publiqué un ensayo sobre los factores históricos, políticos, económicos, sociales de las relaciones domínico-haitianas, titulado: “Haití y la Nación Dominicana”.

El análisis de un problema tan complejo como el de la presencia masiva de haitianos debe incluir propuestas que tengan en cuenta estos factores, porque daría pábulo a acciones fáciles por ingenuidad o intereses políticos, inaplicables o violentas que expondrían al país a una intervención militar o a una declaración internacional de los haitianos como una minoría nacional, con todas sus implicaciones negativas.

Se impone una estrategia clara y polivalente para que esa problemática, que es fruto de cuatro siglos de errores que no pueden remediarse con nuevos errores.

No podemos soportar la avalancha de extranjeros que en su mayoría carecen de vocación para convertirse en ciudadanos dominicanos. Deben seguirse los lineamientos siguientes:

  1. Establecer una política de participación y colaboración, como la señalada en la primera declaración conjunta domínico-haitiana, que establezca límites claros y verificables en el empleo de extranjeros con el comercio fronterizo, atención en salud y colaboración económica y cultural entre ambos países.
  2. Establecer un Consejo Nacional de Políticas Domínico-Haitianas designado por el Presidente, de cientistas políticos, científicos y gremios, al margen de intereses partidistas y que tenga una visión de Estado a corto, mediano y largo plazos.
  3. Establecer límites claros del territorio con más pirámides, reparación de las existentes, y mecanismos idóneos de vigilancia.
  4. Establecer autoridades responsables para la identificación de los habitantes de cada vivienda del país y en el caso de ser extranjeros su estatus migratorio, pueden ser los gobernadores provinciales con la participación de los alcaldes municipales y alcaldes pedáneos para repatriarlos de forma expedita si son ilegales.
  5. Establecer una guardia fronteriza y funcionarios de migración confiables y bien renumerados, supervisados para evitar el tráfico ilegal por la acción u omisión en su cumplimiento.
  6. Reservar los empleos para los dominicanos en las empresas públicas y privadas, que deben tener el 80% de los proyectos o empresas establecidas en el país, y repatriar a los que superen esa proporción.
  7. Establecer zonas francas industriales y comerciales a cada lado de la frontera, manteniendo el 20% de extranjeros a cada lado.
  8. Erradicar las zonas segregadas de haitianos en viejos bateyes y sus tugurios del campo y las ciudades, combinando formación escolar, atención en salud y fuentes de trabajo, con la participación de dominicanos e impedir nuevos ingresos haitianos.
  9. Establecer mecanismos expeditos de residencia y naturalización que descarten a todos los extranjeros, incluidos haitianos, que conozcan nuestra historia, idioma y demuestren haber asimilado los valores y sentimientos de dominicanidad, así como trabajo estable.
  10. Establecer una partida presupuestaria para deportar a los ilegales, comenzando con los más recientes y peligrosos.
  11. Construir una verja fronteriza solo en las cercanías de las vías de entrada, o que haya núcleos poblacionales importantes. El resto sería una inversión inútil porque hay áreas como la Bahía de las Águilas, de más fácil acceso desde Haití por mar o por los lagos fronterizos.
  12. Mantener una campaña intensa nacional e internacional para concientizar a la opinión pública sobre la necesidad de evitar la presencia de extranjeros ilegales en el país.

No podemos soportar la avalancha de extranjeros que en su mayoría carecen de vocación para ser ciudadanos de RD

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