Con el paso de los días se ha intensificado el debate en la opinión pública, al igual que, en la población en sentido general, sobre el tema migratorio y el incremento de la presencia de ciudadanos haitianos en el país.
Llama poderosamente la atención, que mayormente las opiniones y comentarios en cuanto al tema, giren en torno a nuestros compañeros de isla, como si fueran éstos, los únicos inmigrantes que tenemos en la República Dominicana.
¿Por qué atacar ferozmente a los haitianos? ¿Por el color de piel? ¿Por los acontecimientos históricos? Son interrogantes obligatorias que tenemos que hacerle a quienes muestran tanto odio contra ellos específicamente. Venezolanos, Chilenos, Cubanos, entre otros extranjeros se desplazan por todo el territorio nacional de manera irregular, y nadie dice ni esta boca es mía. ¿Qué vienen a delinquir? Hay otros extranjeros que también están envueltos en hechos delictivos. ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué echarlos a todos en el mismo saco?
No todos los haitianos están de forma ilegal en el país, y al igual que otros ciudadanos del mundo, salen de sus países en busca de nuevas oportunidades que mejoren la calidad de sus vidas. Así como se encuentran cientos de miles de dominicanos y dominicanas en distintas partes del mundo. No olvidemos que son seres humanos, sin importar de dónde vengan.
Hay sectores que, de manera errada, han usado este tema para crear una campaña contra el Gobierno y sacar provecho político al mismo. Los problemas en el sistema migratorio, no son un tema de los partidos políticos, más bien es una situación colectiva. Cada quien tiene que hacer lo que le corresponde.
El Estado debe establecer controles, en dirección a acabar con la corrupción que impera a todos los niveles en la frontera, tanto por el sur como por la línea noroeste. Recuerden que ellos no cruzan solos, alguna mano amiga deben tener para hacerlo tan fácilmente. El presidente Danilo Medina ha demostrado que esto le preocupa, y hay que dejarlo trabajar, teniendo presente que cada extranjero para estar en suelo dominicano debe estar bajo la legalidad, de lo contrario deberá ser enviado a su nación de origen.
Hay quienes han propuesto la descabellada idea, de la construcción de un muro, como posible solución, aun sabiendo que la ejecución de medidas que mejoren el sistema, que interviniendo con inversiones que contribuyan con el desarrollo de las provincias fronterizas, los resultados serían mejores.
Dejémonos de cuentos, en la actualidad existen unos 11 muros que dividen países, todos por conflictos de guerra y no necesariamente por alto flujo de inmigrantes en sus territorios. Un muro no puede ser una opción.
Entiendo que, es una situación compleja, pero que tiene solución, sin caer en el racismo, porque no nos luce, mucho menos en la discriminación porque estamos hablando de seres humanos.