El Museo Rodin de París entra en una nueva era, totalmente renovado

El Museo Rodin de París entra en una nueva era, totalmente renovado

París.- El Museo Rodin de París celebra hoy la inauguración oficial de su nueva redistribución y la restauración total del Hôtel Biron, donde tiene su sede desde agosto de 1919 y donde el artista instaló su residencia y su taller en 1908.

La ceremonia de reapertura tuvo lugar en presencia del primer ministro francés, Manuel Valls, poco antes de que el próximo jueves, después de tres años de trabajos que han costado 16 millones de euros, el palacete del siglo XVIII reabra sus puertas al público.

El museo rendirá así un homenaje renovado a Auguste Rodin (1840-1917), sobre un parqué y una estructura consolidada, que durante décadas sufrieron el peso de los célebres bronces expuestos en él, algunos de entre varias toneladas y varios cientos de kilogramos, y el paso anual de cerca de 700.000 visitantes.

Entre los muchos y notables atractivos que ha conllevado la rehabilitación resalta el nuevo recorrido por la vida y las obras del autor de “El pensador” y “La puerta del Infierno». Se da ahora una importancia inédita a su proceso creador.

De ahí que las piezas en yeso ocupen un lugar primordial, por ser el material de creación de Rodin por excelencia, sobre el que continuaba su reflexión artística, en constante devenir, explicó a los medios la directora del museo, Catherine Chevillot.

Durante la renovación, que tras un cierre parcial a partir de 2012 se hizo total en los últimos meses, “todas las decisiones”, precisó Chevillot, fueron guiadas por la voluntad de resaltar la realidad material de la escultura, la afirmación de su realidad, su poesía, su historia y su modernidad.

El museo “estaba en un estado preocupante” y la visita era una “prueba” comentaba asimismo la directora de esta pinacoteca que, pese a todo, junto con su bello jardín de 28.000 metros cuadrados, nunca dejó de ser una de las joyas museísticas de París, donde ahora se exhiben 600 obras, 200 más que hasta hace tres años.

Para descubrir las célebres y menos célebres esculturas de Rodin en las mejores condiciones posibles y acercarse a su universo más personal el público dispondrá de 18 salas, iluminadas con las tecnologías más avanzadas.

Conforme, al fin, con las últimas normas de acceso y seguridad, eléctricas en particular, la antigua mansión del mariscal Biron, que fue luego legación pontificia, embajada rusa y propiedad de una congregación religiosa, dejó igualmente atrás la pintura blanca dominante desde los años 60, en busca de sus colores originales.

Grises verdosos, pardos o azulados, algunos tonos de las nuevas paredes son marcadamente oscuros, como los detectados en antiguas capas de pintura del edificio.

Quizás los mismos entre los que vivió Rodin, quien gracias al poeta Rainer-Maria Rilke, su secretario, descubrió ese lugar que a principios del XX amenazaba demolición.

Algo que impidieron al instalarse en él el escultor, pero también, en diferentes alas del edificio, otros grandes de su tiempo como Cocteau, Matisse, Isadora Duncan y el propio Rilke. La rehabilitación, de la que el Estado costeó un 49 %, ha supuesto, igualmente, la creación de un mobiliario enteramente nuevo, inspirado en el espíritu del taller de Rodin.